Cuando alguien consigue lo pretendido, se siente bien, sobre todo tranquilo y relajado. Pero no es tanta la alegría que acompaña al éxito como la relajación por el trabajo bien hecho y conseguido. Nunca debe acompañarse la meta alcanzada con el abandono del trabajo que nos ha servido para alcanzar lo logrado, pues entonces no habrá servido para mucho. Si somos capaces de conseguir una meta, hay que limpiarse el sudor y continuar a por otra meta, hacia otro lugar de descanso, en busca de otra satisfacción. Relajarse sólo debe ser para tomar aire y respirar profundamente.
Todo son escalones pequeño o grandes que vamos subiendo sin cesar hasta el barranco final, y esto es lo malo de la carrera pero es igual para todos. Mientras tanto y sin que nos importa esto, debemos seguir alcanzando peldaños, suavemente pero sin cesar en el intento, pues le energía de cada uno de nosotros nos pertenece y no debemos dejar de utilizarla, sobre todo si es para mejorar la vida de ls personas.
Por que somos eso, personas. Tú y yo. Ellos, los que nos rodean y los que están más lejos. Los que no conocemos. Son personas como tú y yo, y se merecen las mismas calidades de vida que cada uno de nosotros. Cada pequeño paso que demos por mejorar la vida de los demás, por poder lograr que se comparta algo de libertad, derechos o necesidades, estaremos logrando ser algo mejores en la vida. Cuando nosotros vinimos a este mundo nos encontramos una organización social funcionando de una manera determinada. Ya estaba construida y funcionando bien. Luego nuestra obligación es la de al menos dejar la sociedad en las mismas condiciones de cómo nos la entregaron a nosotros, y si es posible con mejores derechos y oportunidades. Es obligación de cada ser humano que se considera eso, humano.