La energía de un abrazo la descubrí no hace mucho, aunque pueda parecer imposible. No es que nunca me hubiera abrazado, pero nunca lo había hecho para trasmitir y recibir buenas vibraciones, energías renovadas, sensación de amor compartido.
Parece mentira que algo tan sencillo y barato, increíblemente barato diría mejor, no sea más practicado por todos. Aunque debo decir que va en sociedades. Los besos se han convertido en falsos, me refiero a los de cortesía, en cambio un abrazo dado con intención de trasmitir energía produce eso, una relajante sensación de compartir, de recibir lo bueno y de abandonar lo malo.
Casi todo lo que no tiene precio vale más que lo que se puede comprar con dinero. La salud, la libertad y la justicia, el amor, tal vez la paz interior son todavía asignaturas pendientes en nuestras sociedades del compartir a bajo precio.
Conozco a gentes que se abrazan a grandes árboles en busca de su buena energía, y en verdad todos si recordamos, empleamos el viejo truco de “tocar madera” en muchas ocasiones en busca de algo que nos reste la energía negativa aunque sea la electricidad estática, que también lo es.
A falta de grandes árboles, seguro que tenemos grandes amigos a los que abrazar y si no, tampoco es mala idea llevar un amuleto a nuestro gusto, con independencia de nuestras creencias, que pueden ser pocas como en mi caso, pero que aun así, nos puede servir para calmar las malas sensaciones o para sentirnos arropados “de/con algo”.