Tenemos, por nuestra cultura, una dicotomía entre “lo que queremos y deseamos hacer” y “lo que tenemos que hacer para ganarnos las lentejas”, que nos provoca una mala productividad y una casi nula formación continua.
Estamos convencidos de que el trabajo es como un castigo divino, obligatorio para alcanzar la capacidad personal de vida, imprescindible para comer y poder formar una familia. Es una mirada posible sobre la actividad laboral, pero no la única. Muchos queremos separar la actividad laboral de nuestra actividad vital, como dos maneras de sentirnos bien, una obligada y la otra
elegida. Y aquí radica gran parte de nuestro problema como país. Algo falla en nuestra menra de entender el trabajo o en la forma en que nos obligan a entenderlo.Al ser una sociedad que contempla el trabajo casi como un castigo o una necesidad inevitable, no crecemos dentro de nuestra actividad laboral y con ello fallamos. Hemos entendido desde siempre que los beneficios de la relación laboral eran exclusivamente para “el empresario” y no para la empresa y por ello nunca son beneficios para nosotros y para nuestro país. El drama se enquista en el tiempo, pues nuestra clase empresarial es de muy baja calidad y no ha sido casi nunca capaz de producir sinergias, entendimientos, intercambios de beneficios diversos, motivación añadida para que todos se sientan bien y produzcan más. Incluso produzcan más beneficios.
Somos capaces de ser maravillosamente espléndidos en actividades alejadas de nuestra actividad laboral remunerada. Mejoramos en aquellas actividades que emprendemos sin ánimo de lucro, por la simple razón de que nada fastidia más, que si mejoramos sea para beneficio de alguien con el que no nos entendemos. Nunca dedicamos la misma potencia y dedicación a una actividad cuyos beneficios (sean del tipo que sean) se reparten entre todos, o son para varios incluidos nosotros, o son para una sola persona a la que odiamos. Algo elemental.
Nos toca ahora crean nuevas empresas, nuevas relaciones laborales y empresariales que sean capaces de sacarnos de esta basura ya muerta. Y necesitamos que sean también las relaciones diferentes, si queremos aumentar nuestra capacidad de vida laboral. Las empresas en España viven pocos años de calidad, o lo que parece lo mismo, viven pocos años en crecimiento y excesivos años en caída y estancamiento. Perdemos enseguida la capacidad de motivación aunque nuestra vida laboral dentro de las empresas sea de las más altas de Europa, lo que nos puede indicar que incluso no es bueno que las personas permanezcan muchos años en la misma empresa. No es bueno para nadie, ojo.
Luego, tal vez tengamos que replantearnos desde la escuela cual debe ser nuestra relación con el mundo del trabajo y la empresa. Replantearnos cual debe ser el entendimiento del trabajo como actividad vital y cómo elegir una profesión (y sobre todo una empresa) con garantías de éxito personal (el éxito depende de muchos factores, incluso muchos de ellos no son en euros). Y sobre todo entender de una forma más inteligente qué es el beneficio, la productividad y el coste real de los sueldos.
¿Cuántos trabajadores NO saben que si cobran 1000 euros en mano a fin de mes, la empresa tiene que gastar (aproximadamente) 1500 euros durante 14 veces al año, para que se reciba el trabajo de 11 meses? Si, la diferencia son impuestos y Seguridad Social. Efectivamente, aun así las empresas siguen teniendo beneficios, pero es bueno saber TODAS las cosas.