Tras los ajustes financieros, laborales y de pensiones, el PSOE está dispuesto ahora a recortar competencias a las autonomías y reordenar todo el mapa competencial e incluso institucional en España, algo que se hará, nos guste o no, con el consenso del PP y además de forma desigual según territorios, dejando algunos sin tocas y entrando a saco en los más callados y con sociedades más alejadas y desafectadas de su propia autonomía.
Sin haber alcanzado una España federal que funcione bien, teniendo que soportar además a algunos gobiernos autonómicos que realmente lo han hecho muy mal, gastando sin orden, no mejorando los servicios para sus ciudadanos, alejándose de los problemas reales de sus vecinos; nos vemos ahora en la tesitura de tener que admitir con muy mala gana lo que nos van a vender como inevitable por la crisis económica. Fabulosos bálsamo para todo tipo de síntomas.
En el punto de mira están de entrada las televisiones locales, los defensores del pueblo, las diputaciones, algunas competencias mal gestionadas por muy diversos motivos, e incluso la vuelta al Gobierno Central de algunas competencias que deseen desde Madrid volver a tener para darle sentido a un Estado centralista. Es cierto que desde Bruselas presionan a Madrid para ciertas reformas, para controles muy férreos y que parte de estos controles están en manos alejadas de Madrid. Y lo que es peor, se ha creado una casta de políticos apegados a sus sillones de taifas, imposibles de mover y además con muy pocos deseos de colaborar con las nuevas realidades de un mundo occidental que está en crisis.
Los enfrentamientos entre algunos ayuntamientos grandes y sus respectivos gobiernos autonómicos son sólo la punta de lo que se ve sobre un problema mucho más grave entre familias y líderes políticos de diverso pelaje, pero que muchas veces pertenecen al mismo partido. Cabe imagina que esta reforma será inevitable y dura, que traerá problemas en algunos territorios, pero que se acomodará precisamente al deseo de estos “príncipes” de ducados, que desearán seguir siendo “los elegidos” para seguir jugando a gastar.
No hemos estado a la altura requerida, y me refiero a la sociedad y a sus representantes, y ahora toca recoger velas y quejarse en vez de asumir responsabilidades por silencios, por dejar hacer, por no denunciar de veras los abusos, por no poner orden en la propia casa. No es de recibo para la sociedad de la calle que la sanidad esté peor atendida ahora que cuando dependía del Gobierno de Madrid, que sigamos con una educación que falla estrepitosamente en resultados y calidad, que la justicia siga atascada o que las carreteras sigan sin ser atendidas por poner algunos ejemplos rápidos y generales. Así que cuando les digan que SU autonomía va a perder esto o aquello, lo verán incluso con esperanza y deseo.
So malos tiempos para recoger el hilo pues tenemos poco pescado en la cesta para ofrecer.