Se acaba el año 2010, un periodo complicado y malo que pasará a la historia española como un apestoso año; si no fuera por el deporte, maravilloso estupefaciente barato para la sociedad contemplativa.
Quien nos ha gobernado en España no ha sabido llevar y gobernar este año duro, y no ha sabido y esto es peor, formar equipo a su alrededor que fuera capaz de ayudar en el timón a una España que termina más rota, más pobre, más crispada, con más desafección política. No vemos todo el mal hecho en este 2010, no somos capaces todavía de ver el pudrimiento de lo acontecido; pero lo veremos, sin duda.
No deberíamos celebrar con cava nada de este 2010 año viejo y tampoco del próximo que ya nace enfermo de excesivos problemas. Lo tiene el nuevo 2011 realmente muy complicado para sobrevivir tranquilo y será imposible ver color en los primeros seis meses de una sociedad que no entiende nada. No sabemos qué sucederá tras las elecciones de mayo, todo se podría acelerar o enquistar más todavía, pues parece la moda de los que no saben hacer nada por mejorar las situaciones. Pero será complicado mantener el tipo social y la sensación de que seguimos siendo un país capaz. Sonarán trompetas que no nos gustarán nada, algunas incluso que nos pueden sorprender por su virulencia y sonido novedoso. Lloraremos pobreza repartida y algunos atisbos de violencia con diversos pelajes. Toca atar a los machos, pues viene tormenta.