Los empresarios de la fundación Everis, tiene al menos razón en una cosa —la tiene en muchas más, no en todas sus aseveraciones según mi revisión, pero aquí me centro en un punto—, tenemos lo que hemos querido tener; la culpa de la situación de España es de los españoles como sociedad, como conjunto.
Es cierto que la crisis es globalizada, pero afecta con fuerza enfermiza a aquellos países que no han… sabido hacer los deberes. Y no se trata de recortar gastos públicos solamente, se trata de saber gestionar bien el equipo que supone España, en toda su extensión y complejidad.
Es cierto, y esto es más grave todavía, pues la crisis en España no afecta por igual a todos sus territorios. Y es más grave por dos conceptos bien distintos. Uno, porque supone una desvirtuación de los datos reales del país. La suma estadística del todo supone meter en el mismo saco de la mala gestión a zonas de España que lo han hecho bien, que lo están haciendo bien. Y dos, que todas las políticas hechas para reordenar los territorios, para homogenizar la riqueza y los activos de cada territorios español han sido un fracaso. Mientras el desempleo afecta al 10% a grandes territorios, afecta a más del 25% a otros territorios. Son más de dos veces y media de diferencial en el desempleo, la lastra de nuestra economía productiva.
Nosotros, como ciudadanos de un territorio, somos culpables de dejadez, de desafección política y de irresponsabilidad a la hora de saber elegir o de participar. Aquellos que dicen que no se puede hacer nada por mejorar las situaciones que crean otros, simplemente están admitiendo que España no es capaz de ser mejor, que su activo más importante —como en cualquier otro país—, que son sus ciudadanos, somos incapaces de saber elegir, de exigir, de participar para mover las decisiones. Asistimos como espectadores, como críticos o entrenadores de lunes, pero no somos capaces de tomar decisiones diferentes, simplemente de tomar decisiones diferentes, que sirvan para cambiar en profundidad algo, para que con el cambio al menos, tengamos la posibilidad de analizar, de revisar si efectivamente todo es tan malo, todos somos tan malos como parece.