Recomiendo este artículo de LaInformación, donde se exponen las diferencias entre España y Francia que repercuten en las diferentes formas de presión social que hemos llevado a cabo.
Decía hace tiempo que la única manera de mostrar algo de presión es haciendo las cosas con rigor y eficiencia. Los franceses al menos lo intentan, aunque Sarkozy siga adelante con la reforma. En los próximos días veremos en qué acaba esta presión entre la sociedad francesa y los gobiernos europos, incapaces de resolver la crisis.
En primer lugar, las manifestaciones no se convocan con un par de meses de tiempo, como si fuera una “cita” a la que acudir o no. Nos hemos acostumbrado a negociar servicios mínimos, se da tiempo a todas las partes de ir lavando el cerebro a la sociedad y luego se hace la pantomima. de una huelga civilizada como si se pueda controlar también las protestas Así, desde luego no hay manera. Todo queremos tener controlado, incluso a los descontrolados.
En segundo lugar, hay que empezar a analizar el que no podemos hacer una huelga de un solo día, decir después quien ha ganado y irnos todos para casa como si ya hubiéramos cumplido con todo y todos. ¿Qué ha cambiado? ¿Para qué sirvió? Hay que ser realistas, y si de verdad crees que tienes fuerza seguir presionando; y si no, reconocer tu derrota.
Y la culpa no sólo es de los que llaman a la huelga, en este caso sindicatos, si no de todas aquellas personas que hablan muhco pero que luego no actúan. Las que piensan o dice que piensan, ¿para qué?, un pensamiento que sirve igual que nada, ¿para qué sirve si incluso ni acuden a votar o no aprenden y caen año tras otro en los mismos miedos y errores?
La culpa es de la gente que no quiere participar en la política, desde su posición de ciudadano, sin saber que al no hacerlo está haciéndolo de todas formas, pues otros se aprovechan de esta dejación de derechos y obligaciones sociales.