La curiosidad es el alma de la vida, el motor del cambio. Aprendemos a levantarnos después de haber tenido la curiosidad de intentar avanzar y caer en el intento.
Miramos con sumo cuidado o no, depende de nuestra osadía o de nuestra fuerza mental, de nuestras ganas de conquistar el mundo, de nuestra fuerza para soportar los golpes y los sobresaltos.
Si cualquier cambio nos produce miedo, con mucha dificultad alcanzaremos metas importante, pero en cambio si con cada reto nuevo, somos de los que metemos la cabeza para mirar, seremos de los que llegaremos antes que nadie al centro de la vida.
La oscuridad es simplemente la diferencia entre una luz fuerte y una clara.