Tremendo problema el que nos ha creado este Zapatero dormido y que funciona sin pilas. Inmenso debate callado, el de si es bueno o malo para la izquierda en general, la huelga general del 29S.
Hay dos posibilidades claras para el 30S, que haya sido un fracaso o que haya sido un gran éxito (obvio pero explicable). Lo que vendrá después se medirá a través de esta realidad. Y cuando digo lo que vendrá después, me refiero a lo que hará Zapatero y su gobierno, pero también a lo que hará el PP con el suyo cuando gane dentro de un año y pico (o antes).
No habrá empate, no creo que sea posible el “todos ganan”, lo cual complica aun más la situación. Como bien decía Toxo, aunque debía haberlo dicho en la intimidad, “vaya putada”.
Si la huelga “gana”, los trabajadores y sobre todo los sindicatos marcarán las líneas por la que no se debe pasar en las reformas laborales, señalará los derechos que no se deben perder pues costaron mucho esfuerzo de nuestros padres conseguirlo.
Si la huelga “pierde” los sindicatos saldrán muy tocados y los trabajadores de este país se pueden ir duchando porque al menos si te han de dar por detrás, que te pillen duchados para no coger enfermedades. Las reformas serán de gran calado, perderemos derechos, dinero, respeto, legalidades, defensa. Y el PP se frotará las manos con el camino despejado, para hacer lo que le venga en gana en cuanto Zapatero decida irse a descansar.
Este blog está a FAVOR de la huelga general del 29S. Pero sabe perfectamente que no es lo más aconsejable para la marcha de la economía. Como sabe que no es lógico que las soluciones las tengan que poner siempre los trabajadores y el reparto de beneficios se los lleven siempre los que no quieren la huelga. Esta santo país necesita muchos empresarios, pero sobre todo necesita muchos empresarios nuevos, mejores, más formados, más limpios, más listos, más humanos, más inteligentes, menso políticos, más profesionales. Los problemas de las empresas no son de los aprendices, ni de los oficiales de tercera. Lo son de sus mandos intermedios, de sus dirigentes, de los empresarios. Y cuando asumamos esto, sabremos que hay que cambiar muchas cosas de nuestras empresas, y que el problema no es una huelga general de más o de menos, es el de asumir que tenemos que cambiar todo el tejido empresarial y financiero de un país que no está a la altura que se necesita en Europa.
Si se pudiera empatar, iría al empate. Pero no se puede empatar.