No tengo ni idea de hasta donde puede llegar Internet, es cierto. Llevo muchos años con este invento entre las manos, lo he visto crecer y cambiar, asumirlo por toda la sociedad cuando nació para empresas, convertirse en un motor más de cambio social, pero en cambio no sabría decir hasta donde puede llegar. O incluso si morirá de éxito más pronto que tarde.
Siempre me ha parecido maravilloso e imposible de admitir cambios. Pero siempre ha ido cambiando a mejor. Mis primeras horas en una BBS me parecían lo más de lo más, inigualable; y cuando desapareció me dije que se había cometido el error más grande del momento. A los pocos meses crecieron los foros y con ellos las maneras de intercambiar información profesional.
Hay millones de personas que no ven la televisión, que no leen libros, que no participan de Internet. Cuesta entenderlo pero es cierto. Incluso en el mundo occidental, la mayoría por propia decisión. Se intentará personalizar el invento, que nos entre en casa filtrado y cocinado para gusto sobre todo de los que ponen las pelas, el dinero. Y puede que lo consigan. Será universal en el tiempo y el lugar, en el aparato con el que cada uno nos conectaremos. Pero no sé para qué se utilizará, qué tipo de utilidad le encontraremos dentro de unos años. Parece sencillo pero no lo es.
Todavía por ejemplo, no sirve para formar a “su” generación. O al menos eso creo. Es tan amplio Internet que las posibilidades de perderse o incluso de no querer perderse por sus entrañas son muy altas. Todo está aquí, pero no nos da la gana de encontrarlo. Al menos de momento.