Pedro Arriola es un buen asesor electoral del PP. No hay duda de ello. Y si avisa de que su partido en intención de voto tiene una diferencia de 10 puntos sobre el PSOE, no debería haber duda de que por hay van los disparos demoscópicos.
Pero también les dijo que el PSOE ha perdido tres millones de votantes. Y que de esos tres millones de votos que pierde el PSOE, un millón y medio de votos se van en estos momentos a la abstención. Por lo cual hay que concluir que cabría alguna posibilidad de que rectificaran y volvieran a elegir la papeleta socialista, votaran a IU o incluso al PP en último momento. Son gente desencantada con el PSOE, poco fieles a unas siglas, muy posiblemente de izquierdas, cabreadas y sin rumbo por las bandazos que ha visto a “su” PSOE.
Del millón y medio restante, un millón ya se han marchado al Partido Popular. Se considera un dato especialmente valioso, porque unos electores que han hecho el ‘viaje’ desde el PSOE al PP resultan ya prácticamente irrecuperables para los socialistas.
El otro medio millón de votos acabará en Izquierda Unida, que se beneficia sensiblemente del bajón que sufren el PSOE y su Gobierno. Pero que curiosamente no logra beneficiarse más de esa debacle. Es el gran error de IU, del que habría que solicitar también responsabilidades políticas a sus dirigentes. No es asumible que ante una bajada tan importante del voto hacia el PSOE, no llegue al 20% el que termina en su competidos ideológico más normal. Sin duda esos votantes no son ideológicos, pero si votaron al PSOE es porque creían en los valores de la izquierda, en sus soluciones desde el punto de vista de la izquierda. Todos nos deberíamos preguntar por qué no confían ahora en IU, aunque tengamos la respuesta ya dada.
Que no se fíe el PP para el futuro, pues aunque aumentan sus votantes fieles, van a recoger sobre todo un buen grupo de votos desencantados y se van a beneficiar de una abstención alta. Con esos mimbres será complicado edificar un Gobierno estable si no consigue mayoría absoluta. Pero a su favor está la realidad de un líder hoy muy mal considerado, que o puede demostrar que estábamos equivocados o puede rodearse de profesionales que sepan gobernar para todos. Personalmente no veo sencillo en el medio plazo, tras el fracaso del PSOE actual, que la derecha pierda el poder en España. Creo que estará muchos años gobernando, sobre todo si sabe hacer políticas centristas, dirigidas a las clases medias.
Si Zapatero pierde, que perderá, la batalla por el control del PSOE estaría abierta y la sangría sería complicada, pues no hay líderes nuevos que tengan ganas de pelear y además sean capaces de liderar a nivel estatal una organización tan compleja. Habría muchas posibilidades de que tras el debacle empezaran a explotar federaciones. Madrid, Cataluña, Valencia, Andalucía o Aragón serían ejemplos de federaciones en paz falsa, hasta que todo tiemble.