Yo sé que no es difícil imaginar lo que sucedería si José María Aznar se presentara a unas primarias en el PP. Somos miles —¿sólo somos miles?— los que imaginamos que esto puede suceder a poco que se le crucen los cables al del bigote, pues ganas no le faltan. Creemos que está esperando que algo “peor” suceda para que además de presentarse, lo haga por aclamación popular y sin tener que pasar por las urnas, que para este tipo de personajes siempre es complicado de asimilar en su forma de pensar tan lenta y cuadriculada.
Es malo creerse el único capaz y pero todavía asumir el gran error de que nombró a un recambio equivocado y que tiene la obligación de arreglar sus errores por el bien de su España. Todo le viene hecho, marcado por las circunstancias y se le notaba en su devenir por Melilla, asumiendo que él era “el jefe” al que además de pleitesía se le debe reconocimiento.
Mal lo tiene que estar pasando Mariano que de esto entiende y sabe que la sombra del ciprés es alargada y se le está acercando. Otro lento en la política, tanto que lo es menos que José María, que ya es. Mientras tanto, Zapatero no sale de su escondite, sabedor que septiembre va a ser duro y que tiene que estar preparado “para todo”.