Dicen, confidencialmente, que el PSOE aragonés tiene encuestas y datos que indican una fuerte bajada de votos en las próximas municipales y autonómicas lo que casi imposibilita seguir en el Gobierno de Aragón, pues se suma a estos datos que ya se manejan internamente la casi seguridad de que el PAR pactará con el PP y a que la candidata Almunia no tiene suficiente tirón.
Tal es así, que dicen que el propio Zapatero llamó a Iglesias suplicándole que no se vaya, caso que por cierto no consiguió. Hay que recordar que Zapatero no perdona.
Lo que le va a suceder al PSOE en Aragón se veía venir desde varios frentes. Una mala política de pactos —de tontos— con el PAR, una mala gestión política desde el Gobierno de Aragón castigando no se sabe muy bien (o si) a Zaragoza, un abandono desde Madrid a un Aragón necesitado de casi todo pero castigado por no tener muchos habitantes.
Se recogerán los frutos de las malas gestiones y seguiremos atascados al menos otro año más. Somos los aragoneses incapaces de despegar simplemente porque no creemos en nosotros mismos. Nos tenemos miedos, adoramos tener siempre una gran cruz encima para tener que llevarla y a su vez ir quejarnos de ese drama.
Teníamos otras posibilidades de pactos. Se debería haber potenciado a Zaragoza como capital de una zona imprescindible en el Estado español. Se tendría que haber puesto en valor a Aragón como territorio geográfico importante en la memoria de todos los españoles. Se debería haber buscado y encontrado un recambio a Iglesias que fuera potente y conocido desde el mismo momento en que el propio Presidente dijo que no se presentaría más. Pero el PSOE en el propio abandono al que castiga a Aragón se ha olvidado de hacer política en este nuestro país, el único que tenemos. ¡Snif!