Parece que el titular sobre el debate del estado de la nación es que Zapatero aun vive, que aun respira de forma más o menos holgada en el panorama político. Una conclusión acertada, esperada, pero que sabe a poco.
Ha habido tres grandes áreas en este debate. El primero, el esperado combate entre presidente y líder de la oposición. Un combate aburrido porque deja entrever la danza política a la que estamos acostumbrados. Derechazo de uno. Parada tímida con la izquierda por parte de otro.
Zapatero no podía ganar. No puede hacerlo. Digamos que ha subido al rin con varios palos en el cuerpo, y Rajoy no ha sabido acertarle de lleno. La noticia es por tanto una derrota por parte de la oposición, no por haber perdido, lo cual en términos de palabras en un debate puede sonar a falsa conclusión, sino simplemente por no arrasar a un político que iba crecido.
Nada más productivo que decir aquí.
La segunda área de debate ha sido sobre la situación catalana. El PP se ha asustado (y con razón) al observar que el tema se desviaba por dicho camino. He leído que no lo tenían preparado, algo absurdo por otra parte. Un tema tan importante, debatido dentro y fuera del congreso, tan cercano en fecha y con una fuerza importante y con numerosas voces importantes en el congreso, caía por su propio pie que sería un tema de conversación, y un apoyo para el propio presidente, como así ha hecho.
En la tercera área, destaco la cordial discusión con CIU, que ha hablado de la situación económica y del país incluso más y mejor que la oposición. Y es en estos casos cuando uno se pregunta qué pasaría si políticos más o menos “normales”, es decir, con fuerza política, y con garra de atacar desde la cordialidad, la razón y el respeto, estuvieran en las filas de la oposición. A veces es un alivio que su chiringuito político no sea más que un recurso más para seguir vivos. A veces uno se alegra de que Rajoy no sea más que un títere mal dirigido, porque sino la izquierda, podría tener en estos momentos más problemas de los que tiene. Gracias a Dios, la derecha tampoco sabe modernizarse como debe, y por tanto seguimos como estamos.
Donde Zapatero se ha dejado caer más es cuando le hemos visto tener que justificarse ante la izquierda, como si fuera del lado contrario del rin al que “presuntamente” se intenta combatir. En algunos momentos (a Izquierda Unida sobre todo), lo he llegado a ver poco respetuoso, como hablando para tontos. Esta bien que se explique de manera clara para el público, pero no diciendo cosas que todo el mundo sabe como si Llamazares fuera un novato en tema económicos. Dejaba de lado las alternativas propuestas desde la izquierda y los errores cometidos por su gobierno (perder el impuesto de patrimonio, mala gestión impositiva…).
Rosa Diez ha salido a decir su programa político: España, España, España, usted es un mal político. Lo que menos me gusta es que es una incitadora del cabreo. Pues su único futuro pasa por hacer “despertar” a miembros de otros partidos del cabreo con sus dirigentes. No tiene un sector nuevo de población, tiene que robarlo. Su discurso de sensatez y democracia pulcra desaparece cuando son sus intereses los que se anteponen a la razón política.
Para envolverlo todo con el área política, solo cabe destacar la ausencia de una gran mayoría de los diputados. Una de las imágenes más deplorables de la situación política actual. Pero por encima de todo, no es sólo que faltaran algunos diputados. ¡Es que faltaba el líder de la oposición! ¿Cómo alguien va a ser líder de la oposición si no escucha lo que sus contrincantes tienen que decir? A base de discursos escritos sin ninguna idea nueva. A base de una continua repetición de si mismo. La base de una caricatura de lo que quiere y no puede conseguir, vapulear a un presidente en sus horas más bajas.