Tendremos huelga general y un proyecto de ley para la reforma laboral. Dos medidas importantes. La primera por inevitable pues los sindicatos tienen que demostrar que es necesaria su existencia para la defensa de los derechos de los trabajadores (tengan o no razón con el trabajo anterior a la crisis) y la segunda en obediencia debida a Europa que presiona hasta las canillas.
Que sea “proyecto de ley” es positivo pues permitirá que no salga un “churro”, y negativo porque puede salir del Congreso más dura y liberal. Pero será el trabajo de todos los que nos representan en el Congreso, para mal y bien de unas elecciones a la hora de votar.
Las huelgas, como muy bien han avisado ya desde CCOO, se hacen para ganarlas. Es un detalle que tendremos que tener en cuenta. Sobre todo porque se pueden perder. O incluso lo que sería peor, que lo perdiéramos todos. Hay huelgas duras, educadas, organizadas, violentas. Siempre es un momento crítico para todos en la historia de los países y muchas veces marcan un antes y un después para “algo” o para alguien. Zapatero ha recibido tantos golpes en el cogote que ya está algo sonado como para que una huelga le haga mucho daño, pero todo depende de cómo se organice esta. Lo malo de las huelgas generales es que son una prueba y que todos los agentes implicados saben ya mucho de cómo mover las fichas claves. Así es complicado que salgan sencillas, suaves, dulces. Las fuerzas de seguridad deberán hacer un gran ejercicio de responsabilidad, pues nada pesa más sobre las mesas de los despachos que los desmanes irreparables.
Suceda lo que suceda, sin duda, es una prueba de fuego. Desde la huegla general de 1988 (14 DE DICIEMBRE DE 1988) no ha sido ganada por los trabajadores y sindicatos una huelga general en España. Han pasado 22 años.
P.D. La huelga general será finalmente en el otoño caliente, cuando los datos del desempleo nos vuelvan a asustar. O tal vez cuando los miedos de esta primavera ya hayan pasado.
P.D. La huelga general será finalmente en el otoño caliente, cuando los datos del desempleo nos vuelvan a asustar. O tal vez cuando los miedos de esta primavera ya hayan pasado.