Si tenemos déficit es porque los políticos el año pasado, al aprobar los Presupuestos Generales del Estado hicieron mal los deberes. Cabe pensar (incluso asegurar) que sabían que el déficit iba a ser bestial, pero que colaría en Europa, que no serían tan duras las condiciones, que no nos afectaría tanto la crisis, que lograría torear el temporal.
Pero sin duda sabían que los números rojos de los gastos iban a ser brutales a esta mitad de año.
Por eso no se entiende mucho que Zapatero no se haya reunido con calma y firmeza junto a quienes apoyaron esos Presupuestos Generales y les haya dicho primero que hay que tomar medidas correctoras y no plantearlas él solito ante la Cámara y segundo que ahora hay que apoyar si o si, las correcciones necesarias para envainar el desaguisado.
Los políticos son gestores.
Simplemente gestores de los asuntos públicos.
Pero esa simpleza es inmensa. Conlleva una responsabilidad brutal para con sus decisiones. Muchas veces, más que incluso con sus ideas. Si nos equivocamos, lo primero es rectificar y enderezar y luego seguir caminando. A veces rectificar es duro, supone tener que cambiar de rumbo, asumir que eres un inútil y que lo han hecho mal. Asumir que ya no te van a volver a elegir para seguir gobernando al grupo. Pero al menos, debe dejar el camino despejado para los que vengan detrás.
Que no le quepa duda a Mariano o a José Luis, que tras ellos vendrán otros. Que esta sociedad está por encima de las siglas que sustentas sus ideas. Que deben trabajar por España o dimitir.
Así que menos broncas infantiles y más trabajar. Menos juegos de libro malo y más hincar codos y sacar los arrestos y las ganicas de jugarse el puesto ante la pequeña historia. Aunque mucho me temo que los actuales dirigentes pasarán con mucha pena a los anales de esta historia reciente.