Israel ha necesitado mandar a sus soldados de élite asesina para acabar con la vida de 20 personas pacíficas que intentaban llevar alimentos a Gaza. No le ha bastado con emplear cualquier método expeditivo de los muchos que tienen los soldados israelíes, para hacer valer su fuerza; y ha tenido que utilizar las balas.
Nunca la razón de los sinrazón se consigue con las armas, nunca los poderosos lo son más si emplean la violencia desmedida contra los pacifistas. Claro que llevaban palos; faltaría más que en SU barco, en aguas internacionales, no pudieran emplear palos para defenderse ante soldados tan fuertemente armados.
Pocas veces ha tenido razón Israel en comparación con las que la ha perdido por sus formas políticas y guerreras; pero toda decisión violenta tiene sus consecuencias, sus reacciones de defensa en unos territorios que son un polvorín, que son sobre los que asienta su propio Estado; y su nula capacidad para ampliar la seguridad por métodos pacíficos le convierten en un Estado sin futuro a largo plazo. La guerra no es método para conseguir la razón ante la historia y el tiempo juega en su contra. En los próximos días veremos el auténtico tamaño de la brecha abierta esta madrugada en Oriente Próximo. Israel todavía puede seguir cometiendo errores o en cambio intentar que la mecha no prenda más. Serán decisiones inevitables: qué va a realizar con los 700 pacifistas retenidos, cómo se presentará ante Obama mañana, qué explicaciones dará a Turquía, qué explicaciones públicas y mundiales intentará dar. Es imposible recomponer la paz y menos devolver la vida arrebatada a inocentes. Pero podría seguir equivocándose más todavía.