El valor de los lectores de blog fieles es tremendo. Ningún escritor de blog sabemos cuantos tenemos, pero existen y sé que están aquí, leyendo esta entrada también. Algunos lectores de mi blog son fijos diarios, otros aleatoriamente fijos. Los hay que vuelven tras un periodo de excusa lógica, de cansancio. Otros se van cabreados por algunos textos que no gustan y vuelven a ver si el escritor ya está más derecho. Los hay que te siguieron antes y ahora te ven más blando. Otros te abandonan porque te ven más duro. Los hay que me conocen, la mayoría no; algunos me leen en otros blog aunque los más ni saben que escribo en más ventanas.
El autor está vivo y como tal, se transforma y va cambiando sus temas, tal vez sin darse cuenta. Pero evoluciona. A veces para mal. Otras para peor. Los blog somos el patito feo y pobre de la literatura, los insurgentes de la escritura, los voluntarios jodidos que ni cobran ni pagan, los tontos de baba que hacen gratis lo que otros odian hacer cobrando, los que además lo hacen mal por no saber y persisten, persistimos, como si errar mucho sirviera como colegio para aprender.
Quien tenga lectores fieles que los cuide como al amor. No digo que haya que ponerles un piso en la Gran Vía, dependerá también del tamaño de la pierna, pero al menos hay que escucharles incluso en sus silencios.
Para ellas y ellos, un abrazo de respeto.
¡¡Y que no me entere yo que os vaís a otro piso!!, que este está muy enlucido.