Hoy es día de fiesta, de libros, de cultura, de identidades, de salir al campo o a la calle, de reunirse con la familia, de comer juntos, de leer, de escribir.
Hoy hay que regalarse un libro.
No es sencillo leer un libro, mucho más sencillo es regalárselo. Mire, con sinceridad, los libros se escriben para leerse. Comprar está bien, pues da algunos beneficios y logran engañar a escritores y editores. Pero el fin del libro es ser leído.
Son mayoría los libros que nunca son abiertos, nunca leídos. Regalados como quien regala una maceta, una botella de vino, un perfume. Esta moda está bien, sirve para ayudar a la industria editorial. Pero lo importante, lo básico sería leerlo.
ASí que empecemos por algo básico. Sepamos elegir el libro que vamos a regalar.
Hay profesionales maravillosos en todas las librerías. Sea sincero, no le dé miedo serlo. Si el libro es para regalar a una persona que no lee nunca, dígaselo a la persona que le atienda, solicite consejo. Hay libros para lectores imposibles, para personas que no quieren abrir un libro. En serio. Libros muy entretenidos, de humor, de sucesos, cómics, de ayuda, de historia de su barrio o su ciudad, de televisión, de escritores mediáticos y conocidos.
Nada tendría más éxito en el año, que un libro escrito (o no) por Belén Esteban. E igual de esta forma se conseguían miles de nuevos lectores, que descubrían el placer de la lectura a través de unas páginas de un icono. Todo sirve con tal de conseguir que la gente se aficione a leer.