Uno de los contertulios respondía: Leer, leer, leer, leer.
Yo diría que leer, escribir, leer, escribir, leer, escribir.
Nada hay mejor para aprender que practicar.
Aprender practicado y recibiendo críticas.
Dando a corregir a tus peores y cercanos críticos y amigos, a los más duros, a los que con confianza te dirán que no les gusta, qué hay que cambiar, aquello que según el lector crítico debes mejorar.
Y leer mucho y a muchos.
Destripar los escritos de otros, aprender a ser crítico, a descubrir los trucos de la escritura ajena, a darle la vuelta al traje y descubrir las costuras de la escritura ajena.
Escribir ayuda mucho a cada persona, aunque no sea una escritura que vaya buscando la publicación. Es en realidad una pequeña terapia personal, pero que debemos cuidar, mejorar, aprender a practicar con mas calidad cada día.