La nueva forma de distraer a los españoles está servida. Ahora son los toros y la división territorial que han creado con este tema. Ya tenemos nueva manera de despistarnos de los importante. ¡Qué listos son algunos!
Tras Madrid, viene Extremadura, Murcia, Valencia, gente del PP y del PSOE. Todo por defender primero la idea de España como algo diferente al resto de Europa y luego con ganas de que la sociedad deje de estar unida por salir de esta crisis con calma y ganas de trabajar más y mejor.
Los toros son una actividad cultural, turística, antropológica, de una España histórica, es cierto, pero anclado en el subconsciente de gran parte de la sociedad. Además es una actividad económica con ramificaciones en muchas actividades importantes para este santo país e incluso ciertamente, artística.
Sin duda los toros sufren y mucho, aunque ellos no sepan gritar y decirlo. En cambio los toreros no sufren nada.
Y sobre todo, hay que dejarlo calro, lo criticable es precisamente la esencia de la “fiesta”, que es el espectáculo de la muerte y el sufrimiento, y no tanto este como aquel. Lo más fácilmente criticable del espectáculo es que toda la muerte sea aplaudida o criticada por los espectadores que pagan y asisten.La muerte va unida a todos los animales que se crían apra el sacrificio, sea para comer o para dar espectáculo.
Pero no soportaría un análisis europeo, dependemos de unas leyes propias sobre esto, pero podría plantearse una guerra europea (no quiero dar ideas, por favor) y tal vez entonces sí que el tema se complicaría y mucho para los taurinos.
No estoy a favor de asistir a las corridas de toros como espectador aunque tampoco estoy a favor de prohibirlas. Creo que es un tema muy complicado, que se debe rebajar para no enmarañar más y esperar a otro momento, algo que sin duda los antitaurinos no desean ahora.
Mucho peor y más criticable es el uso que de los parecidos animales se hace en miles de pueblos por toda esta España curiosa, en las fiestas locales. Se dirá que en mucho casos no se matan, pero su sufrimiento es casi eterno, de pueblo en pueblo los mismos animales, hasta que ya no pueden más y entonces se venden a la primera fiesta que lo quiere pagar. En esos espectáculos violentos para todas las partes, no hay el suficiente control, por mucho que se está revisando, y las dudas son todavía más.
Mesura en el tema de los toros, dejarlo dentro de un cajón lógico y sin desmadrar, prohibirlo donde haya consenso para ello, pero no convertirlo en otra arma arrojadiza, pues saldremos perdiendo todos. TO – DOS.