La ultra derecha también ha subido en Italia como lo hizo hace una semana en Francia, en un camino que se antoja vírico, contagioso, inevitable. Y todos tendremos que analizar los por qué; quienes no han hecho bien su trabajo para que ideas xenófobas y antidemocráticas estén encontrando asiento en capas de la sociedad que antes no eran así, no pensaban de igual forma, votaban diferente.
Que no se nos olvide que los votos que consigue la ultra derecha, la extrema derecha, son de personas que antes votaban de otra forma distinta, que han cambiado de opciones políticas hacia estas, no hacia otras. Y tenían en teoría, donde elegir.
Pensar que la culpa es de quien vota parece de lerdos; cuando la sociedad elige lo hace por diversos motivos, algunos equivocados, pero también porque no es capaz de encontrar otras ideas que le gusten. Es la libertad.
Si no se corrige el camino de algunas fuerzas políticas, de demasiados políticos con nombres y apellidos, que son los que en realidad gobiernan las ideas y la política en muchos países, el contagio vírico irá a más y llegarán al poder. Y con él en sus manos, modificarán normas, leyes, libertades, conceptos, sociedades. Es inevitable que así sea si antes no se ponen a pensar y trabajar los políticos demócratas.