No hablo de experiencias ajenas, cuento mi decepción personal. Contraté un plan de pensiones en una entidad bancaria de los grandes de España. Era un plan que no se podía retirar hasta cumplidos los 65 años. El Estado estaba detrás como garante de este ahorro, hasta tal punto que desgravaba en mi declaración de la renta el total de lo invertido en ese año. Con los límites lógicos previstos por la ley. Mi plan de pensiones está, teóricamente, bajo un soporte legal del propio Estado. Se entiende que de esta forma cumple su objetivo, el conservar el capital invertido con algunos intereses de rentabilidad.
Los epítetos que se me ocurren son infinitos y ninguno publicable Pues el banco basándose en la cláusulas firmadas y no explicadas, no sin ausencia de mala voluntad, sometió mis ahorros a un riesgo variable, que yo evidentemente no controlaba. Mientras en los estratos venían números con el signo + delante de las cifras, todo lo daba por bueno y mi confianza en la entidad bancaria, quedaba saldada. Pera nada más aproximarse la crisis financiera, las alarmas hicieron saltar por los aires toda apariencia de seguridad.
Ante mi protesta, los depósitos fueron cambiados a otros fondos más conservadores, en palabras del ínclito director, conservadores totales. No había otra opción porque su disponibilidad no es posible hasta los 65 años. Pero el montante total había disminuido un 20%. Los epítetos que se me ocurren son infinitos y ninguno publicable. Esto es lo que han hecho con un producto bajo la protección del Estado, qué serán capaces de hacer con una imposición privada. PEDRO TARACENA. 18.03.2010
Fuente 20minutos.es