En algún momento tendremos que empezar a plantearnos un País Vasco sin terrorismo, lo cual no quiere decir que tenga que ser ahora mismo y sin inteligencia.
Por eso no sería malo ir tanteando las posibilidades de edificar puentes, no quiera ETA sino como quieran los vascos, todos, incluidos los que desean la independencia. Intentar entenderles en aquellos mensajes que nos interesen a todos no es ceder, es simplemente hacer política, que sí, puede entenderse como posibilista, pero es que a veces hay que ir construyendo incluso sobre los escombros, para edificar territorios y paz.
No me cabe ninguna duda de la inteligencia política de Rubalcaba, posiblemente el Mejor Ministro en la actualidad, por eso creo que ya se estarán dando pasos para tender manos y puentes, pero sin hacer ruido para no estropear la inevitable. Es un excelente jugador político de lo posible y de lo deseable.
Pero la sociedad tiene que ir vislumbrando otras posibilidades que no sean las detenciones y el terrorismo y haciendo hueco a los entendimientos.
Sobre todo porque unas posibilidades no llevan a la desaparición total de los otros violentos.
España nunca ha sacado cuentas de lo que le ha costado en todos los niveles, tener que sufrir el terrorismo durante más de 4 décadas. Sería terrible conocer esos datos. Imposibles por otra parte de valorar. A las vidas humanas destrozadas (impagables, imposibles de medir) hay que añadir el miedo global, los gastos del Estado de todo tipo, las inversiones no hechas, lo que no hemos avanzado por culpa de una barbaridad que muchas veces ha sido incluso medio entendida por demasiados.
En algún momento (estuvimos a punto hace pocos años) se podrá conseguir la paz definitiva y el País Vasco empezará a andar sin la espada sobre su cabeza. Saldremos ganando todos. Pero para ello necesitaremos líderes políticos inteligentes en todos los campos ideológicos. En todos. E ir transformándolos en lo que todavía no son, líderes de la paz.
Inteligentes y con capacidad de respeto.
De todos.
A veces, en la construcción de las soluciones, la parte fuerte elije a los representantes de la parte débil de entre los más preparados y a la vez más respetados de su grupo. Si todavía no lo estamos haciendo, tendríamos que ir construyendo entre todos los líderes de la mesa de diálogo.