Tienen razón quienes apuntan a una cierta falta de liderazgo político de nuestro Presidente, porque en política muchas cosas se consiguen o se pierden por las formas que se reciben; incluso a veces más que por ciertos fondos. Y Zapatero está dejando de tener “áurea” de líder para ser cuestionado desde fuera y lo que parece más grave, desde dentro.
El ciudadano recibe una imagen débil, y eso es muy negativo.
Hay cierta incapacidad por resolver los problemas graves de España, e incluso sin ser del todo real, es la que parece ver gran parte de la sociedad.
El problema del paro es sangrante. Quien piensa el simplismo de que sólo afecta a los desempleados y sus familias, se equivoca totalmente. Es un problemas social grave, que traerá consecuencias en todos los estamentos sociales durante años. Posiblemente una década.
Destruir empleo es muy sencillo, se pueden alcanzar los millones de nuevos despedidos en pocos meses de crisis. Crear empleo para compensar esas pérdidas es tremendamente complejo y un proceso lentísimo, incluso con ayudas acertadas. No quiero ni pensar, con errores o desvaríos.
Se nos puede decir que salimos de la depresión en breves meses. ¿Y?. El empleo tardará más tiempo en dejar de crecer, pero mucho más en empezar a ser positivo en datos interanuales. Volver a los datos de 2007 de EPA costará una década.
Es aquí donde la necesidad de un líder político de calidad es más imprescindible. Para crear empleo, para resolver los problemas sociales puntuales y para crear confianza en la sociedad que tiene que resolver.
Si no se logra trasmitir confianza (aunque se sea el mejor del mundo), el discurso no sirve de nada. Hay que lograr seguridad, hay que creer en las posibilidades. Hay que liderar la crisis desde la respetabilidad conseguida. Si no se tiene, es imposible lograr el consenso y la confianza.