Por fin tenemos sobre la mesa algunos esbozos de un Plan de Educación distinto al del PSOE. Que intenta ser para el consenso aunque se aparta claramente de las líneas marcadas por el Gobierno.
Hay algunos apuntes que llaman la atención y la llamarán más en cuanto el debate se haga más potente. Hay una diferente forma de entender qué hacer con los chavales a los 15/16 años, y sin duda es uno de los grandes debates entre la comunidad educativa en general, en donde incluyo a tod@s los que de alguna forma estamos en este tren que funciona tan lento y con tanto fracaso.
Preguntarse en voz alta qué hacer con los chavales a los 15 años ya es positivo, sea el que sea el resultado del debate. Eso si, por favor, que no sirva para hacer cambios sin consenso que duren tan poco tiempo que no sirvan más que para marear todavía más a todos.
Es cierto que entre los 14 y los 16 años, los chavales tienen un periodo complicado que cada uno afronta de muy distinta forma y que compartimentar las salidas educativas de una forma excesivamente rígida, puede resolver problemas en ese segmento de edades pero las puede complicar en los resultados finales como adultos que se tienen que enfrentar a la vida y al trabajo. Pero el debate de que a esa edad muchos alumnos complican a muchos otros, por sus comportamientos en clase y ante los estudios, está sobre las pizarras públicas sobre todo.
Al perder la sociedad el referente de que “saber” es muy positivo para la vida posterior, se pierde el esfuerzo necesario para seguir estudiando, incluso cuando el cuerpo te pide otra cosa. Todos, padres, pedagogos, profesores, políticos, somos responsables de que los alumnos no valoren la escuela como lo que es, la puerta al futuro profesional y adulto, la puerta a la libertad personal.
Sin duda el gran punto clave de toda reforma debe ser, tiene que ser, la Formación Profesional. Los jóvenes no están integrándose en el mercado laboral. En el mundo de trabajo tecnificado, en el mundo laboral del servicio con calidad, en la aceptación del esfuerzo diario por la motivación y la recompensa en forma de conocimientos sobre todo.
Pero hay que añadir además que los niveles en la Universidad han bajado mucho en los últimos años, que los Bachilleres de este país lo son mucho menos que los de hace 30 años. Que no es de recibo que los alumnos terminen su formación obligatoria sin conocimientos básicos de Historia, Geografía o Lengua. No lo es que todos los bachilleres dominen un segundo idioma hablado y leído de forma completa. Es posible que sepan todos los verbos del inglés, pero no son capaces de escribir una carta de presentación o seguir un noticiario en este idioma.
Todos nos hemos equivocado en estos últimos 20 años, con algunos experimentos mal resueltos, con muchos cambios admitidos como necesarios, con la pérdida del respeto a la educación, con un traslado de la responsabilidad de aprender al alumno, sin crear en este antes, una maduración suficiente para saber qué es bueno o malo para su vida futura.
Hoy los jóvenes tardan más en madurar como tardan menos en descubrir. Tardan más en independizarse pero mucho menos en tomar decisiones erróneas. Tardan más en endeudarse pero mucho menos en caer en la trampa del consumismo. Tardan más en entrar al mundo laboral y por lógica humana lo quieren hacer en puestos de adultos acordes a la formación que creen haber recibido, y eso es imposible por propia selección natural.
Tenemos mucho tajo.