Escribir es salud mental, así que hay que aprovechar la oportunidad que nos brinda nuestra imaginación para dejarnos llevar y crear escenas, personajes, tramas, historias sucias o bellas, rotas o ilusionantes.
La clave es dejarnos llevar por la imaginación y empezar a crear historias, aunque nos parezcan malas. Siempre las podremos corregir, mejorar, releer para buscarles los errores. Y si nada es posible hacer para mejorarlas, tirarlas pero después de disfrutar cuando las hemos creado.
Si nos ponemos a escribir nunca perderemos, pues si nos gusta, el tiempo de escritura, de creación es un espacio de salud y gozo, de absorción, evasión de los problemas, creación de vidas paralelas.
No se trata de abandonar nuestras obligaciones y problemas, se trata de dejarlos aparcados cuando nada podemos hacer por ellos. Si ahora no es el momento de trabajar por resolver un problema, no sirve de nada quemar nuestras fuerzas en darle vueltas y vueltas.
Cuando necesitaremos la mente fresca y limpia será cuando la solución esté presente. Mientras tanto con un periodo de análisis y organización mental ya es suficiente.
El resto del tiempo hay que vivir. Y escribir es una forma de vida creativa.