4.1.10

El ahorro y sus efectos en la crisis.

La crisis aminora la renta disponible por el hecho de reducir la producción. Se crea un bucle constante en el que por el propio descenso de la renta disponible, baja la demanda de consumo (podemos comprar menos), y esto conlleva a perdidas para las empresas que tienen que despedir o reducir plantilla, con el correspondiente nuevo descenso en la renta disponible agregada.

La crisis golpea al muelle, y este se encarga de ir bajando solo las escaleras. Sin embargo, existe otro efecto que perjudica seriamente el desenvolvimiento de este bucle, la demanda agregada y la producción: El incremento del ahorro.
El hecho de que no solo demandemos menos por el hecho de tener menos dinero, sino por que lo ahorramos, conlleva a la propagación de la crisis aun por aquellos que no se ven afectados.

El miedo a perder el empleo, la visión de futuro, o el cese de la inversión y la acumulación de dinero sin finalidad conlleva a que se dinero se estanque y no pueda impulsar o frenar los problemas que ya todos conocemos.
Los políticos nos instaban a los que no hemos sufrido tanto la crisis a apoyar a la sociedad consumiendo, no más, sino de igual forma, para intentar paliar este efecto.

El problema no es moco de pavo. En primer lugar, las políticas fiscales y las subvenciones, van a tener efectos sociales como la constante manutención de los más desfavorecidos, pero va a tener escasos efectos más tarde cuando, más allá de el mínimo, toda ayuda estatal o de renta va a ser destinada al ahorro.
En cierto modo, aunque esto es discutible por muchos, el gasto público directo en inversión o consumo es lo que mayor efecto tiene como impacto social. Esto incrementa la deuda si, pero no se ve tan desfavorecido por el efecto ahorro.

El ahorro no sería ningún problema si los bancos dieran créditos. Un aumento del ahorro significaría un aumento de la liquidez bancaria y un descenso de los tipos de interés que permitiría a los empresarios llevar a cabo la recuperación económica. No sería un problema, y por ello el ahorro no se suele tener en cuenta, en condiciones normales. Pero en esta crisis parece que los bancos no sueltan prenda, o la empresarialidad española no tiene ganas ni expectativas suficientes como para aprovechar ese incremento del ahorro.

Por otro lado, ese ahorro aparecerá más tarde. Cuando la crisis desaparezca, o empiece a hacerlo, las familias comenzaran a destinar parte de lo ahorrado a mayor consumo, y se generará un pequeño boom (el problema es su tamaño) que afectará positivamente a la recuperación. Este boom no aparecerá hasta que la recuperación ya sea algo palpable, cuando las familias tengan la seguridad de que no van a necesitar (tanto) lo ahorrado.
Ahora bien, los tipos de interés están bajos y el ahorro tiene poca rentabilidad y la inflación hace que ese dinero pierda valor. Si ahorro 100 euros no es lo mismo gastarlo al año siguiente, que a los tres años por que los precios de los bienes pueden subir y mermar nuestra capacidad adquisitiva.
La relación que exista entre la inflación y la recuperación económica y el tiempo que tarden estos ahorros en aparecer de nuevo por el sistema, determinaran si hemos perdido mucho o poco dinero.