Lee, y si estás de acuerdo, lo puedes redifundir o mandar a menéame.
Es de mi propiedad intelectual (http://sepuedevivirmejor.blogspot.com) y doy permiso (faltaría más) para ser copiado.
Gracias.
1. Los derechos de autor (de todos los autores, también los pequeños) son imprescindibles para garantizar el desarrollo de la cultura y el arte.
2. El poder judicial debe velar porque los creadores tengamos derecho sobre nuestra creación y obtengamos al menos un pequeño beneficio sobre nuestro trabajo que nunca puede ser inferior al que reciben los plagiadores por la difusión de nuestras creaciones.
3. Las nueva legislación debe procurar la garantía de que los creadores pueden seguir difundiendo sus creaciones como dueños que son de ellas, dentro de unas normas de mercado libre en el que son por igual respetados todos los vendedores de su tiempo laboral.
4. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos, se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen solo de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes. Por ello debemos defender con el mismo ahínco todo tipo de creaciones, desde las artísticas a las culturales, desde los contenidos de grandes figuras a las nuevas creaciones de artistas y creadores de cultura nueva.
5. Los cineastas y músicos de alto reconocimiento en este país, no son los únicos motores de la cultura y el arte, ni precisamente los más afectados por las malas políticas culturales. Todos ellos todavía pueden seguir viviendo muy bien con su trabajo, algo que no pueden hacer miles de creadores por el acaparamiento en los medios de la creación en manos de unos pocos. Internet es un vehículo fácil y posible de ofrecimiento a todo el público de creaciones culturales y artísticas, y por ello se debe defender su implantación en todos los hogares como vínculo posible entre consumidores de cultura y creadores.
6. Consideramos que la sociedad no tiene claro quienes son los creadores en la sociedad, quienes los afectados por unas copias ilegales de contenidos, quienes los que no pueden seguir creando cultura o arte por no ver defendidos sus derechos de autor. También los que escriben en blog, los diseñadores gráficos, los fotógrafos, los poetas, los escritores, los dibujantes de comic, los grafiteros, los investigadores o los creadores de contenidos culturales de calle son profesionales que deben recibir de la sociedad el reconocimiento a su labor para que esta no sea plagiada.
7. El consumidor de internet cuando copie un contenido o texto, tiene al menos la obligación de cita, el enlace al lugar de origen del contenido, la garantía de que no es un texto o contenido con derechos restringidos por los propios creadores, la obligación de que al menos, no sea una cita literal y si lo es, entrecomillarla y especificar su origen.
8. Todos debemos restar alarmismo a la copia indiscriminada de contenidos en internet, porque la inmensa mayoría de las veces son copias compulsivas, sin un uso productivo, que nunca se hubieran adquirido de haber mediado un pago, que no restan rentabilidad al negocio del creador importante.
9. Se debe revisar el precio de venta de muchos productos culturales, porque los avances de la sociedad tecnológica hacen cambiar los valores en todos los órganos económicos. Al igual que hay oficios que han desaparecido por los cambios tecnológicos y nadie ha salido en su defensa, hay precios de productos que hoy son obsoletos y los auténticos culpables de que no se vendan como hace unos años. Un CD no puede costar 18 euros pues es una precio abusivo. Una entrada de cine no puede llegar a costar entre 6 y 10 euros (en estrenos) pues desincentiva su visión. Con unos precios más reales, el consumo de estos productos seguiría siendo rentable, tendrían más venta e internet no afectaría tanto en su rentabilidad.
10. Hay que defender en estos momentos, y por encima de todos los consumos culturales y creativos (porque está siendo amenazada su supervivencia), a las grandes y pequeñas cabeceras de medios de comunicación. La publicidad no es capaz de generar lo que cuesta mantener las marcas periodísticas y es aquí donde los contenidos sin ser copiados si son consumidos gratuitamente, y con ello al dejar de comprar, hundimos un sistema que es poder en los países democráticos y por ello, necesario para la sociedad.
11. La gratuidad total (y de todo) es insana para los sistemas. El cobro por contenidos debe ser muy ajustado para que su acceso no cree una brecha cultural en la sociedad. Nunca debe ser un cobro por contenidos básicos sino por un plus de los valores informativos y/o de opinión.
12. La sociedad debe valorar con libertad y conocimiento, que hay otras muchas formas de consumir o crear cultura y arte que las de las grandes marcas o figuras. Que no siempre los grandes lanzamientos de productos garantizan la calidad del mismo. Que el consumo responsable empieza por saber y poder elegir y termina en el respeto a los derechos de los creadores. Respeto que en muchos casos es potenciado por los consumidores, si estos citan o realizan publicidad con sus opiniones de los valores nuevos encontrados en la red, creando redes víricas que sean capaces de potenciar todas las nuevas formas de crear opinión, información, arte o cultura en nuestra sociedad.