No es muy entendible lo que está sucediendo con la Caja de Ahorros de la Inmaculada (CAI), posiblemente por falta de información pública.
De ser ciertos los datos publicados, CAI es una caja de ahorros muy solvente, en una buena posición de rentabilidad, un tamaño pequeño pero ajustado y una liquidez por encima de la media española.
Con estos datos todos veríamos ilógico acudir a una fusión, sea fría o caliente, y por tamaño tampoco se puede acudir a una absorción.
¿Por qué CAI y sus dirigentes se empeñan en recurrir a una fusión con Caja Rioja y Caja Canarias? Con Caja Rioja está la proximidad territorial pero con Caja Canarias las sinergias son muy pocas. Ambas cajas están en peor condición económica que Caja Inmaculada (CAI), excepto que existan datos que muchos desconozcamos.
Es curioso que el Gobierno de Aragón no intervenga demostrando más energía, y en este caso no se trata tanto de dar ruedas de prensa como de estar encima del proceso y demostrar un interés público por la situación resultante de este proceso. El Gobierno de Aragón debería demostrar a su sociedad que si le interesa y mucho “su” CAI, sean cuales sean las intenciones reales que en estos momentos se estén gestionando desde la DGA. Hay que recordar que la labor de CAI en estas décadas en Aragón han sido imprescindibles y que Caja de Ahorros de la Inmaculada es una empresa aragonesa básica en nuestro territorio.
Aragón no debe prescindir de CAI, de ninguna forma, fría o caliente.