En los años 1970/80 la sociedad española (o toda) se preocupaba por LOS intereses generales. La política, la cultura, las relaciones sociales, los vecinos y amigos, el país, las leyes.
En los años 90 la sociedad se preocupaba por SUS intereses generales. Su política de territorio, su ciudad, sus vecinos, sus amigos, su escuela, su ayuntamiento y barrio.
En estos años raros del nuevo siglo XXI, la sociedad se preocupa por SUS intereses particulares. Su trabajo, su televisor, su coche, su tarjeta de crédito, su hipoteca, la ley sobre las motos de 125 cc, porque moto SI que tiene.
Así no está nada claro por donde desembocaremos en la nueva década. Es posible y así lo demostramos, que en esa introspección nos dediquemos a preocuparnos de nuestro grano en el culo, de nuestros labios poco hinchados, de nuestro dolor de un dedo, de pequeñas cositas inútiles. Si caemos en algo más grande e importantes, nos habremos convertido en unos tristes desgraciados. Luego sin duda, seremos unos tristes desgraciados, porque siempre tendremos a la mosca cojonera fastidiando la vida con algún problema del tipo “se nos ha roto la plancha de planchar”. Terrible problema para quien un grano en mal sitio es un drama de origen estelar.
En los años 90 la sociedad se preocupaba por SUS intereses generales. Su política de territorio, su ciudad, sus vecinos, sus amigos, su escuela, su ayuntamiento y barrio.
En estos años raros del nuevo siglo XXI, la sociedad se preocupa por SUS intereses particulares. Su trabajo, su televisor, su coche, su tarjeta de crédito, su hipoteca, la ley sobre las motos de 125 cc, porque moto SI que tiene.
Así no está nada claro por donde desembocaremos en la nueva década. Es posible y así lo demostramos, que en esa introspección nos dediquemos a preocuparnos de nuestro grano en el culo, de nuestros labios poco hinchados, de nuestro dolor de un dedo, de pequeñas cositas inútiles. Si caemos en algo más grande e importantes, nos habremos convertido en unos tristes desgraciados. Luego sin duda, seremos unos tristes desgraciados, porque siempre tendremos a la mosca cojonera fastidiando la vida con algún problema del tipo “se nos ha roto la plancha de planchar”. Terrible problema para quien un grano en mal sitio es un drama de origen estelar.