Están haciendo a 300 metros de mi casa una nueva residencia de ancianos. Una cárcel para personas libres con el simple drama de tener una edad avanzada.
Muchas de las residencias de ancianos privadas no reúnen las condiciones básicas de convivencia y respeto hacia sus “clientes”. Es cierto que las familias a veces se encuentran en el dilema de elegir entre su propia convivencia y la de sus mayores y elige. Si, siempre sale perdiendo el anciano. Bueno, la anciana.
No es de recibo comparativo que haya residencias de ancianos privadas y públicas con un nivel de calidad excelente, en donde las visitas pueden hacerse en casi cualquier hora, en donde el anciano puede estar en su habitación tantas horas como quiera, con sus propios recuerdos y sus enseres básicos pero imprescindibles, como televisión, radio o incluso ordenador, y en cambio en otras residencias privadas deban estar SIEMPRE en salones comunes, junto a todos los ancianos de la residencia para ser controlados por menos personal, mezclando ancianos dementes con perfectos, personas con dolencias con otras con alguna minusvalía, ancianos en fases complicadas de salud con otras crónicas pero con una menta perfecta.
No es de recibo que se creen nuevas residencias en bajos de pisos, en locales semi adaptados para ello, metiendo en 500 metros a 30 ancianos, que deben ya convivir en zonas comunes, siempre. Sin aire ni luz natural si es un anciano no válido, encerrado entre 4 paredes decoradas con cuadros de papel.
Castigados todos con el mismo programa de TV, escuchando a las mismas personas durante años, con sus discursos repetitivos, sin poder escapar a su habitación o a la calle si tienen posibilidades. No tienen habitación más que para dormir. Con las visitas mezcladas junto al resto de compañeros de lugar, imitando risas para no llorar.
Si usted no desearía acabar su vida en estos lugares, debe hacer lo posible para que se sepa en qué condiciones viven nuestros ancianos cuando los ingresos de la familia no permiten pagar 2000 euros al mes. Lo que se hace en la hora de la comida, con las medicinas, con la limpieza íntima, por las noches, con el control de la salud, con los horarios de sueño y vela, es de investigar por todos. Desde la familia a las instituciones públicas que deben velar por la calidad humana.
No es de recibo comparativo que haya residencias de ancianos privadas y públicas con un nivel de calidad excelente, en donde las visitas pueden hacerse en casi cualquier hora, en donde el anciano puede estar en su habitación tantas horas como quiera, con sus propios recuerdos y sus enseres básicos pero imprescindibles, como televisión, radio o incluso ordenador, y en cambio en otras residencias privadas deban estar SIEMPRE en salones comunes, junto a todos los ancianos de la residencia para ser controlados por menos personal, mezclando ancianos dementes con perfectos, personas con dolencias con otras con alguna minusvalía, ancianos en fases complicadas de salud con otras crónicas pero con una menta perfecta.
No es de recibo que se creen nuevas residencias en bajos de pisos, en locales semi adaptados para ello, metiendo en 500 metros a 30 ancianos, que deben ya convivir en zonas comunes, siempre. Sin aire ni luz natural si es un anciano no válido, encerrado entre 4 paredes decoradas con cuadros de papel.
Castigados todos con el mismo programa de TV, escuchando a las mismas personas durante años, con sus discursos repetitivos, sin poder escapar a su habitación o a la calle si tienen posibilidades. No tienen habitación más que para dormir. Con las visitas mezcladas junto al resto de compañeros de lugar, imitando risas para no llorar.
Si usted no desearía acabar su vida en estos lugares, debe hacer lo posible para que se sepa en qué condiciones viven nuestros ancianos cuando los ingresos de la familia no permiten pagar 2000 euros al mes. Lo que se hace en la hora de la comida, con las medicinas, con la limpieza íntima, por las noches, con el control de la salud, con los horarios de sueño y vela, es de investigar por todos. Desde la familia a las instituciones públicas que deben velar por la calidad humana.