
Somos actores de reparto, iluminados por luces de colores que nos diferencian del resto, que no siempre podemos imprimir a nuestro personaje un sello personal, pues la obra en su conjunto sigue avanzando sin nuestro control.
Somos bueno o malos actores sin importar mucho nuestra interpretación al conjunto de espectadores, porque todos somos actores. Nadie aplaude, todos miramos e intentamos hacer lo mejor que podemos nuestra particular obra.
Seamos al menos buenos profesionales en nuestra forma de entender la obra, seamos humanos para así ayudar a los otros humanos.