El consumidor actúa como una masa social que satisface sus necesidades comprando los productos que tiene en el mercado.
Gran parte de los consumidores no son responsables de la función que hacen, ya sea por ignorancia o por engaño o por incapacidad, muchas veces, si no la mayoría, no pueden actuar como consumidores socialmente responsables.
Por ejemplo, en el conocimiento del origen del producto a comprar y de interés en la empresa que lo produce. Es muy difícil para un consumidor que compra diariamente decenas de productos entender de donde viene el producto y si es más responsable comprar uno u otro, ya que en muchos casos son indistintamente iguales o muy parecidos a sus ojos, o incluso está siendo afectado por la publicidad y unos valores que no existen en si mismos en los productos.
De este modo, da igual que una empresa explote a sus trabajadores o contamine más de lo que sería socialmente recomendable si nos preguntaran por la calle, puesto que los consumidores, en su gran mayoría, no pueden penalizar esto en el mercado comprando o desechando el producto.
No hablamos de generalizaciones, ya que las empresas no son entes maquiavélicos, pero si es cierto que aunque lo fueran, la responsabilidad del consumidor se vería muy mermada.
Las consecuencias de seguir financiando unas cosas en vez de otras es en muchos casos es imposible de prever por la falta de información en ese aspecto. El consumidor no sabe realmente a donde va su dinero, ni como se distribuye por el mercado laboral y productivo.
A día de hoy, la relevancia de estos consumidores socialmente responsables es cada vez mayor, puesto que la distribución del dinero que se paga por un producto se distribuye en largas cadenas que afectan mucho más que antes a la sociedad y el medioambiente.
Lo único que verdaderamente puede hacer el consumidor, siendo realistas, es en cuanto a reciclaje y utilización del producto. No comprar compulsivamente, reciclar las basuras y materiales, realizar los consejos de utilización de productos eléctricos y mecánicos (como el coche), etc. Bajo ese plano el consumidor debe cada día ser algo más responsable, para lo cual se ha incrementado el numero de mensajes por parte de los interesados, como el gobierno, en que mejoremos cada día nuestras formas de participar en este tipo de acciones.
De este modo, el consumidor tiene ciertas oportunidades de ayudar y guiar a la economía, pero muchas veces están superadas por la incapacidad de estos a elegir los mejores productos o los más responsables, no por su culpa, obviamente, si no por la desinformación.