Con el dinero que nos gastamos en asesores de comunicación y lo mas servidos que estamos. Que la Reina de España opine sobre lo humano y lo divino está mal, pero como persona que es, se puede equivocar hablando con una periodista creyendo que era una amiga del alma.
Una Reina no debe opinar en público de la sociedad y sus leyes, pues para eso tiene unos privilegios que le conceden unas leyes muy claras.
Y al igual que a la sociedad se le impide criticar con dureza a una institución que se dice garantía de no se sabe bien cuantas cosas, a esa institución que vive del dinero de todos se le debe solicitar mesura cuando no silencio.
Pero con todo, son los asesores que rodean a los personajes los que se equivocan, dejando que salga a la luz, tamañas equivocaciones.
Se podrá decir que los asesores opinan pero que los protagonistas desobedecen. Pero contra este error deben tener siempre la dimisión firmada en la mesa, para presentarla a la menor duda de que su trabajo no es obedecido.
No tiene sentido el sueldo de un asesor, si no es tenido en cuenta en temas tan importantes como esta "cagada".
Que tengamos una Reina en el siglo XXI que todavía cree en Adam y Eva está mal, pero que además insista en que es eso lo que hay que enseñar a los niños es de premio. Y que los asesores no logren convencer a quien corresponda que eso es incorrecto es de dimisión.
Y si, creo en la libertad de expresión. Pero con responsabilidad; la que da el cargo y los Presupuestos Generales del Estado.