El texto de arriba, publicado hace unos minutos en El País Digital es un claro ejemplo de que las turbulencias no se pueden ocultar por mucho que lo pida el Presidente. Medio mundo está pendiente de un estornudo para salir pitando a la farmacia. Da igual que el soplo de aire frío venga de Argentina (no, por favor, de Argentina que no venga ahora ningún aire) que de Irlanda, la globalización es de lo primero que hemos entendido todos en este momento tan delicado.
Se necesita inyectar dinero al sistema, de manera artificial, como las pastilla de caballo o el aceite de hígado de bacalao. Es duro tomar estas dosis, el sabor es amargo de huevos, pero hay que tomarlo o no nos pondremos buenos.
Dicen los que entienden de medicina de las abuelas que un resfriado se pasa en 7 días en la cama o en una semana sin hacer nada. Lo malo es que esto es una bronconeumonía.