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Es lógico pensar que el mensaje a todos los medios fue que había que trasmitir confianza, de que el miedo no se podía apoderar de la sociedad, de que había que medir muy bien las noticias para no crear temor infundado.
Y desde ese lunes estamos observando como ha bajado el tono de los asuntos económicos, no tanto en los artículos de opinión y de análisis como en los titulares.
Está claro que desde la llegada de internet, los ciudadanos leemos solo titulares, no nos importa tanto saber lo que opinan en párrafos largos como leer una cabecera bien llamativa.
La crisis avanza según lo previsto, y como ya se había avisado, queda lo peor. Pero de momento no hay que temer nada pues los titulares ya los tenemos controlados.
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