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Hemos leído en su conocido Financial Times que nos llaman cerdos (pigs) y no nos molesta, más que nada porque estamos orgullosos del jamón, de la panceta frita en aciete de oliva, de los chorizos de lomo e incluso de las morcillas si están bien hechas.
Los ingleses no han pasado del pescado frito y las patatas grasientas, aunque todo hay que decirlo, tienen una cerveza muy aceptable y un whisky curioso, posiblemente copiado a los irlandeses.
Que algunos ingleses nos llamen cerdos (pigs) a todos los meditarráneos, es un lujo, porque nosotros si tuviéramos que llamarles algo a ellos, tendríamos que referirnos a su familia y eso está muy feo. Hay que tener elegancia y recordar que el Mediterráneo sigue siendo un eje fundamental en Europa y casi toda su historia se seguirá escribiendo en su seno. Lo sentimos, queridos anglosajones, es la historia.