3.9.08

El peligro de la subida del paro y los impuestos sobre beneficios

Los últimos datos del paro, publicados en este más de agosto son sumamente preocupantes.
Porque reflejan una subida en un mes tradicionalmente tranquilo, porque indican que tva a venir un septiembre terrible, porque afecta no solo a la construcción sino también al sector servicios en un mes en donde el turismo todavía tiene un componente alto de ocupación.
Es cierto que las empresas no tienen en estos momentos, ningún miramiento en el medio y largo plazo, y tienden a desprenderse de lo más sencillo de su organización que son las personas. Es más complejo desprenderse de los costes financieros, de las deudas, de las máquinas obsoletas o de los directivos porque en los últimos años estos son en gran medida familiares ascendidos.
Tantos años reclamando despidos sencillos nos han dejado con un mercado de trabajo domesticado, fácil de redimensionar sin tener que tocar las leyes del despido libre.
Eso si, a costa de una baja productividad porque los empleados saben que su trabajo ya no es para unos años, sino hasta que el dueño decida cambiarlo como si fuera un pañuelito de papel. Esta inseguridad, hace que los trabajadores asuman su labor como algo temporal sin implicación.
¿Soluciones a la subida del paro?
Sin duda el gobierno no está interviniendo, porque está convencido de que el mercado es sabio y se autoregulará, y esta inactividad política se va a pagar.
Hay que aumentar la actividad. Apoyando a las pyme, apoyando el auto empleo, inyectando liquidez en el mercado financiero público para ayudas en la innovación, no bajando los impuestos sobre los beneficios sino aumentándolos según escalas, para obligar a que a partir de una cierta cantidad que dependa del capital social suscrito, se pague una barbaridad si no es reinvertido.
No es asumible que una empresa con un pequeño capital social tenga unos altos beneficios y los reparta sin reinvertir, sin asegurar los puestos de trabajo y además que soliciten que los impuestos sobre beneficios bajen. Los beneficios deben catalogarse no tanto sobre su cantidad como sobre el capital de reserva y el tamaño real de la empresa, y sobre el mantenimiento de los puestos de trabajo.
Y pagar sobre los beneficios empresariales según el uso que se da a ellos.
Cero si es reinversión o ampliación de la plantilla o colocados a reserva, una barbaridad si es reparto por encima del capital social, menos si se mantiene la plantilla en los dos o tres ejercicios anteriores.