Durante unos años toda persona que tenía la mala fortuna de terminar en el paro, podía en España cobrar de una sola vez la cantidad de paro que le correspondía según lo que hubiera cotizado.
Para ello tenía que crear una empresa en la que pusiera esa cantidad como capital social, tenía que ser una sociedad limitada laboral con al menos tres socios, esa empresa tenía que estar al menos tres años con vida y superar un análisis de viabilidad, antes de que se te concediera la cantidad total del paro en un pago único.
Esta manera de cobrar el paro resultaba beneficiosa para todas las partes.
Los trabajadores se encontraban con una cantidad importante para poder montar su propia empresa y el Estado volvía a cobrar impuestos en Seguridad Social, IRPF e IVA desde el primer mes de funcionamiento de la empresa nueva y de los trabajadores que se incorporaban al sistema productivo.
Pero este sistema se retiró de las posibilidades, muy posiblemente porque la picaresca por un lado y la mala gestión de los que deben controlar la veracidad de su destino por otra, condenaron al abandono esta concesión.
Ahora se ha recuperado para pagar a los inmigrantes el viaje de regreso, pero no es lo mismo ni mucho menos. Aquí no se recupera lo que el Estado entrega en forma de impuestos al trabajo sino de manera indirecta, por una posible amortización de su puesto de trabajo que será ocupado en teoría por un nativo.
De todas las formas, este sistema era una buena forma de crear autoempleo, de ser el germen de pequeñas empresas que podían crecer y no se está potenciando lo suficiente.
Para ello tenía que crear una empresa en la que pusiera esa cantidad como capital social, tenía que ser una sociedad limitada laboral con al menos tres socios, esa empresa tenía que estar al menos tres años con vida y superar un análisis de viabilidad, antes de que se te concediera la cantidad total del paro en un pago único.
Esta manera de cobrar el paro resultaba beneficiosa para todas las partes.
Los trabajadores se encontraban con una cantidad importante para poder montar su propia empresa y el Estado volvía a cobrar impuestos en Seguridad Social, IRPF e IVA desde el primer mes de funcionamiento de la empresa nueva y de los trabajadores que se incorporaban al sistema productivo.
Pero este sistema se retiró de las posibilidades, muy posiblemente porque la picaresca por un lado y la mala gestión de los que deben controlar la veracidad de su destino por otra, condenaron al abandono esta concesión.
Ahora se ha recuperado para pagar a los inmigrantes el viaje de regreso, pero no es lo mismo ni mucho menos. Aquí no se recupera lo que el Estado entrega en forma de impuestos al trabajo sino de manera indirecta, por una posible amortización de su puesto de trabajo que será ocupado en teoría por un nativo.
De todas las formas, este sistema era una buena forma de crear autoempleo, de ser el germen de pequeñas empresas que podían crecer y no se está potenciando lo suficiente.