El partido demócrata americano está optando por lo seguro en su campaña gráficas electoral, jugando con los colores básicos de la bandera americana, un buen acierto.
Basándose sobre todo en un azul no agresivo, en tono serio; trabaja un logo de campaña bastante conseguido, con imágenes de fondo en donde se trasmite que la sociedad apoya a los candidatos.
Aparecen ambos candidatos en unas imágenes muy distendidos, sin mirar a los electores pero con amplia sonrisa, girando la cabeza para obligar incluso a que los ojos parezcan más abiertos.
Se trasmite a un Obama con más edad de la real, con ligeros tonos canosos en el pelo superior fruto de la iluminación pero que ayudan a sugerir más experiencia, y con gesto alegre pero con arrugas que no se corrigen para aumentar la sensación de edad. Incluso se logra no transmitir gran distancia de edad entre ambos candidatos demócratas.
Se juega con los apellidos como marca electoral, en una forma de que los electores recuerden en un simple vistazo la nueva marca.
La imagen mira a la izquierda, desde una posición de derecha, es decir, miran hacia fuera, algo novedoso, atrevido, dando sensación de apertura, de que no desean encerrarse en ninguna posición, sabiendo que son los que gobiernan también todo lo que les rodea. No es normal esta posición del retrato pues obliga sin que se note a que el lector de la imagen tienda a salirse del anuncio, lo que obliga a este a volver sobre su mirada en busca del mensaje.
Esta sensación obliga también a que se lea el texto sin interferencia de la imagen, lo que convierte la zona izquierda en perfecta para colocar textos que desean introducir en el subconsciente.
No, nada es por casualidad.
Basándose sobre todo en un azul no agresivo, en tono serio; trabaja un logo de campaña bastante conseguido, con imágenes de fondo en donde se trasmite que la sociedad apoya a los candidatos.
Aparecen ambos candidatos en unas imágenes muy distendidos, sin mirar a los electores pero con amplia sonrisa, girando la cabeza para obligar incluso a que los ojos parezcan más abiertos.
Se trasmite a un Obama con más edad de la real, con ligeros tonos canosos en el pelo superior fruto de la iluminación pero que ayudan a sugerir más experiencia, y con gesto alegre pero con arrugas que no se corrigen para aumentar la sensación de edad. Incluso se logra no transmitir gran distancia de edad entre ambos candidatos demócratas.
Se juega con los apellidos como marca electoral, en una forma de que los electores recuerden en un simple vistazo la nueva marca.
La imagen mira a la izquierda, desde una posición de derecha, es decir, miran hacia fuera, algo novedoso, atrevido, dando sensación de apertura, de que no desean encerrarse en ninguna posición, sabiendo que son los que gobiernan también todo lo que les rodea. No es normal esta posición del retrato pues obliga sin que se note a que el lector de la imagen tienda a salirse del anuncio, lo que obliga a este a volver sobre su mirada en busca del mensaje.
Esta sensación obliga también a que se lea el texto sin interferencia de la imagen, lo que convierte la zona izquierda en perfecta para colocar textos que desean introducir en el subconsciente.
No, nada es por casualidad.