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No está de más escuchar a Sarkozy, que a veces mete la pata hasta el garganchón y otras en cambio se atreve con pequeñas dosis de osadía.
Por ejemplo cuando habla de la fiscalidad en los productos energéticos o de las maniobras que se pueden hacer con el IVA para controlar la economía o cuando señala con el dedo al BCE para que deje de soñar con la inflacción.
Podemos tener seis meses muy interesantes.
Y sin duda, faltan en esta Europa de principios del siglo XXI, líderes como los que tuvo hace dos décadas.
Europa sólo se puede construir con los europeos y no contra la europeos.