Con poca gente, qué bien se disfruta la Expo, qué gozada de Zaragoza nueva.
Pero no estamos aquí para poner flores, sino para tumbarlas a gorrazos, faltaría más.
Igual de increíble que observar como hemos convertido en poco más de 2 años unos campos de alcachofas en un barrio del siglo XXI, es comprobar como el BIE no ha sido capaz de exigir a un buen número de países que si desean seguir perteneciendo a este organismo, deben cuidar mucho más (MUCHO) los contenidos que presentan.Pero no estamos aquí para poner flores, sino para tumbarlas a gorrazos, faltaría más.
Y soy capaz de entender que algunos países pobres de solemnidad, estén como bien pueden ellos, que es un enorme esfuerzo, que hay que aplaudir.
Pero que algunos vecinos presenten ciertos pabellones llenos de carteles 70x100 es de darles unos cachetes. Y no es ni Francia ni Marruecos, por cierto un país este que ha dado la nota con su excelente pabellón.
La seguridad hay que mejorarla. La grande y la pequeña. La de tener mucho cuidado y la de evitar que haya accidentes con los autobuses que se cruzan por el mismo lugar por el que se sale y se entra o caídas tontas en escaleras más señalizadas.
Muy bien la venta de bocadillos por 3,3 euros y latas por 2 euros. Muy mal que en los pabellones de países cueste una cerveza 5 euros.
Zaragoza ha ganado un barrio de servicios inmenso, una cantidad de superficie tan enorme para realizar eventos de todo tipo, que miedo me da pensar qué contenidos vamos a dar en septiembre a todo el recinto. Pero eso no toca hoy. Impresiona el recinto, impresiona ver como en los últimos meses han trabajado tan duro todos dentro de la Expo, para dejarla como está hoy. Uno que la vio hace poco más de 2 meses, en plenas obras, invitado por Expo, se sorprende del cambio. Un aplauso a todos los que han hecho posible el milagro.
Si se compara con Sevilla es mucho más pequeña, ya lo sabía, pero ojo, mucho más recogida, mucho más aprovechable, y con no tanta diferencia de espacio útil en relación a aquella.