17.6.08

La izquierda cainista, está muy cerca, lo noto porque escucho los aplausos de la derecha

La izquierda es rebelde. Y su rebeldía le lleva a estar en contra del poder establecido. Le lleva a odiar a los líderes de sus propias organizaciones porque representan el poder más cercano, al que puede tocar y al que pueden enfrentarse cara a cara.
IU está atravesando el desierto y las cantimploras de agua se las rajan entre ellos para que los compañeros tengan más sed en el camino.
No les diferencian las ideas, que son salvo matices de intensidad, muy parecidas entre los 3 grupos diferentes. Pero son enemigos porque representan a 3 familias distintas de personas, simplemente por eso, porque son caras por todos conocidas en lo personal y se odian,
Anteponen a sus ideas, a sus labores de transformación de la sociedad el debatir quien es el más malo de todos. Odian al que mande, sea quien sea, porque está el o no yo.
Estamos hablando de una organización de izquierdas con casi 60.000 afiliados, histórica si no tanto en su nombre si en su poso, en lo que representa. Pero todo parece igual para los afiliados que están en cabeza. Se odian. No se fían unos de los otros.
Tal vez la solución pasa por poner caras nuevas. ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que estas generaran nuevos odios?
Están de acuerdo en el modelo económico, en la política general y exterior, en el modelo de Estado, en la postura ante la UE o la globalización.
Para todas las familias, el capitalismo es una barbarie, la III República una necesidad, las relaciones laborales una necedad asquerosa, el Estado federal y la autodeterminación el futuro.
Que 60.000 personas estén en este país de acuerdo en el modelo de Estado y además se odien a muerte es de premio. Acuerdan lo complicado, se matan en lo vanidoso.
Quieren un Estado laico, federal, republicano, público. Creen en la autodeterminación. Odian la globalización neoliberal, el capitalismo salvaje y creen en un nuevo socialismo que está por construir, pero que es muy necesario.
Todas estas bases ideológicas me suenan bien y no se muy bien hasta donde llevarlas o lo que es lo mismo, no se en qué se diferencian de otras bases amigas.
Pero todos se odian por los nombres, por las personas. Y odiarse es derribar los cimientos de cada elemento que se intenta construir.
Mientras, las derechas conservadoras, observan, aplauden y ríen mientras se fuman puros cubanos, y entre copa y copa piden a gritos la oreja del matador, el rabo del banderillero. Sus peones están trabajando en el tajo y las izquierdas dando el espectáculo. Unos saldrán heridos. Los otros riendo a carcajadas porque encima no han tenido ni que pensar para derrotarlos, lo han hecho ellos solos.