A veces en tu vida, tú mismo has tenido ocasión de ser objeto de consulta para dar consejos antes diversas situaciones. Tus amigas, tu familia, tus compañeros han solicitado directa o indirectamente tu opinión sobre algún tema que les afectaba.
Y tú lo has hecho lo mejor que sabías, y a veces te has sorprendido de que tus propios consejos fueran bueno y funcionaran.
Y a la vez, otras veces has sido tú quien necesitaba consejo, anhelabas la voz ajena que te abriera algunos caminos que te atascaban en tu camino. Y a veces lo has podido solicitar pero otras veces no.
Te propongo un ejercicio muy sencillo, que siempre tendrás a tu alcance y que te sirve para todos los días preparado para trabajar para ti.
Pregúntate.
Si, es así de sencillo.
Coge una página en blanco y escribe una pregunta que necesita respuesta. Y a continuación respóndete, responde a la cuestión.
Yo si que creo que eres capaz.
P- ¿Hago todo lo que debo en esta relación, están de acuerdo conmigo?
R- No, creo que te implicas poco, que esperan más, que tú puedes dar más.
P- ¿Debo realizar ese viaje?
R: Es posible, pero antes de que lo decidas, revisa si estos aspectos que tu bien sabes, te pueden complicar la situación, los tienes sujetos.
Sin duda la visión externa ante los problemas es imprescindible, pero muchas veces escondemos respuestas que no sabemos que están esperando, y la escritura nos puede abrir la ventana y mostrárnoslos.
Es tan sencillo como forzar el deseo de responder, para que se atreva con una misma, para que al menos dé apuntes que te enseñaran nuevas posibilidades.
Y tú lo has hecho lo mejor que sabías, y a veces te has sorprendido de que tus propios consejos fueran bueno y funcionaran.
Y a la vez, otras veces has sido tú quien necesitaba consejo, anhelabas la voz ajena que te abriera algunos caminos que te atascaban en tu camino. Y a veces lo has podido solicitar pero otras veces no.
Te propongo un ejercicio muy sencillo, que siempre tendrás a tu alcance y que te sirve para todos los días preparado para trabajar para ti.
Pregúntate.
Si, es así de sencillo.
Coge una página en blanco y escribe una pregunta que necesita respuesta. Y a continuación respóndete, responde a la cuestión.
Yo si que creo que eres capaz.
P- ¿Hago todo lo que debo en esta relación, están de acuerdo conmigo?
R- No, creo que te implicas poco, que esperan más, que tú puedes dar más.
P- ¿Debo realizar ese viaje?
R: Es posible, pero antes de que lo decidas, revisa si estos aspectos que tu bien sabes, te pueden complicar la situación, los tienes sujetos.
Sin duda la visión externa ante los problemas es imprescindible, pero muchas veces escondemos respuestas que no sabemos que están esperando, y la escritura nos puede abrir la ventana y mostrárnoslos.
Es tan sencillo como forzar el deseo de responder, para que se atreva con una misma, para que al menos dé apuntes que te enseñaran nuevas posibilidades.