En estos momentos la empresas pequeñas o medianas que no hayan cambiado su forma de ser (quedan muy pocas), su personalidad, sus sistema organizativo, sus controles de Calidad Total, lo tienen muy crudo.
La empresa familiar, paternalista, no funciona bien desde hace casi medio siglo, lo cual no es óbice para que no existan muchos empresarios paternalistas que se creen que una empresa es el salón de su casa.
Tampoco funcionan las empresas encerradas en sí mismas, las que no controlen muy bien sus costes, sus calidades, sus servicios, su influencia en el mercado que tocan, el papel de la competencia y de los proveedores, su formación constante, sus objetivos bien diseñados, etc.
Hoy hay para elegir dos formas de ser en RR.HH. como forma básica de entender el conjunto del equipo, dos personalidades de empresa, bien distintas en la gestión de tu producción y de tus colaboradores. La empresa con gestión neoliberal y la que se gestiona de manera socialdemócrata. Y me intento explicar.
La empresa neoliberal es aquella en la que unos pocos tiene todo el poder y la decisión, otro grupo de personas trabajan en la organización con contratos lo más eventuales que se puedan, con unos costes muy ajustados, y en donde el resto del trabajo se subcontrata para evitar tener gastos fijos, pudiendo repercutir esos costes que a veces son más altos, en el producto que venden, pero se aseguran que ante las crisis no tengan costos fijos que les asfixien.
La empresa socialdemócrata se compone de una organización participativa, donde se delega en bastantes grupos de trabajo tanto las decisiones como el trabajo, se es flexible para adaptarse a cada momento, pero dentro de una organización fija y una comunicación entre los miembros muy fluida y amplia. Se busca una estabilidad laboral amplia, se trabaja mucho la motivación cuidando el departamento el personal y formación, para tener siempre al equipo con motivación innovación y con ganas de seguir y ampliarse. No se subcontrata, pero si se crean empresas de servicios del mismo grupo. La diferencia es inmensa aunque parezca lo mismo, porque la motivación de cada grupo de profesionales de servicios es muy distinta.
Ninguna es perfecta en sí misma, y desde luego no todos pueden acceder a uno o a otro tipo de empresa si no se tienen los mimbres para ella.
Hay organizaciones, jefes, empresas, gremios, servicios, que hacen muy complejo una elección u otra. Curiosamente como dice el refrán, dios los cría y ellos se juntan. En algunos sectores solo hay jefes capaces de un tipo de empresas.
Y si bien digo que ninguna es perfecta, si que digo que todas las empresas deben adaptarse hacia un nuevo modelo de gestión, con sus consecuencias, porque lo que no se puede es estar en tierra de nadie. No todo es blanco o negro, pero con matices, no hay hoy otros tipos de gestión posible, en periodos de crisis y de grandes cambios.
He dejado para el final la que sin duda puede ser la empresa que tendrá que ir cogiendo el testigo en este siglo recién empezado.
Y si bien digo que ninguna es perfecta, si que digo que todas las empresas deben adaptarse hacia un nuevo modelo de gestión, con sus consecuencias, porque lo que no se puede es estar en tierra de nadie. No todo es blanco o negro, pero con matices, no hay hoy otros tipos de gestión posible, en periodos de crisis y de grandes cambios.
He dejado para el final la que sin duda puede ser la empresa que tendrá que ir cogiendo el testigo en este siglo recién empezado.
La empresa cooperativa, el autoempleo, el ser dueño del puesto de trabajo, porque cada día nos lo ponen más complicado ser el esclavo. No se nos enseña a crear empleo, no se nos enseña a cuidarlo y a ordenarlo, no interesa que sepamos trabajar por el empleo, y se nos engaña con limosnas que reciben los sindicatos en forma de subvenciones, cursillitos y palmadas en el hombro. Parece imposible que este tipo de empresas crezcan, incluso si nacen, parece imposible que se mantengan en el tiempo.
¿Seremos capaces de crear una nueva forma de empleo? ¿tal vez esperamos a que sean las empresas y los empresarios los que nos lo propongan? ¡Ja! ¿a qué esperamos?