Una crisis es un momento especialmente crítico de un proceso. Hablar de crisis inmobiliaria es cuando menos arriesgado, porque en todo caso lo que tendríamos en crisis sería el modelo de desarrollo económico y el modelo de acceso a la vivienda.
Sin duda centenares de empresas han hecho sus “agostos” al aire de las hipotecas baratas y de la necesidad de la sociedad que caía en la trampa necesaria de tener que comprar piso.
Pero también es cierto que ese desenfreno es culpa de muchos actores, algunos de los cuales ahora se callan.
Habría que avisar que la crisis actual, sirve de momento, para que algunas empresas cierren, después de muchos años de tremendos beneficios, y que en su cierre dejen sin pagar desde sueldos de trabajadores a facturas de proveedores. Los paganos otra vez los pequeños.
Pero además creamos el clásico efecto dominó de que este problema nos afecte a todos, ya que parte de los ingresos por impuestos en Ayuntamientos y Comunidades tienen su fundamento en el ladrillo. Pero también está afectando y mucho a gremios de autónomos, que están viendo bajar su contratas para arreglar pisos de segunda mano. No solo son pues las clásicas franquicias que vemos todos como cierran, en un ejercicio lógico, pues era imposible un negocio de saturación.
¿Están caros los pisos?, pues depende. Aquí es donde no se ha sabido informar y a partir de este punto se ha creado la crisis, en realidad de miedo más que de otra cosa, que ha degenerado en un apagón temporal en la compra.
Los pisos nuevos están sobrevalorados en algunas zonas, porque se les adjudica un valor del terreno que no corresponde con la realidad. Habíamos llegado al punto en el que costaba casi por igual un adosado en la zona recién recalificada de un pueblo que en un barrio consolidado y cercano al centro de la ciudad. Esto si que es ilógico. El precio del terreno es tremendamente distinto porque entre otros factores, las posibilidades de reventa son también tremendamente distintas y los servicios de la zona incomparables.
Todas las familias que compraban una vivienda nueva, pretendían pagarla con la venta de su vivienda usada y un poquito más. Este es un error de apreciación tremendo, en el que caían incluso los bancos a la hora de hacer las hipotecas, y de aquí el miedo de todos los actores que se han encogido cuan antenas de caracol.
No hemos tenido en cuenta que el precio del piso se basa en muy diversos factores, desde la conservación al lugar del mismo, desde el interior al exterior del edificio, desde los años del mismo a los costos de comunidad. Se hacían pagar cantidades astronómicas por pisos viejos a los que se lavaba la cara en plan moderno, sin sanear tuberías o instalación eléctrica. Hemos vivido los años del plástico, del aire acondicionado en todas las habitaciones y el suelo de tarima de alta calidad, tapando lo realmente importante.
Una pareja joven, una persona single o un matrimonio mayor no necesita más de 40/50 metros cuadrados de un buen piso, adaptado a sus necesidades. El daño que se hizo criticando los famosos “minipisos de la ministra” es tremendo y no se supo defender. Una inversión medida en un piso justo a las posibilidades, es la mejor inversión para la libertad económica. Pero nos han engañado y hemos comprado pisos de 100 metros para parejas recién casadas. Ahora porque tienen que pagar la hipoteca, no pueden tener hijos.
Hay crisis porque hay miedo. Pero la necesidad de pisos es la misma, y por consiguiente el efecto rebote se dará en un tiempo breve, eso si, habiendo aprendido todos, unos a que hay que ser modestos y otros a que ya no se pueden hacer negocios fáciles con la vivienda.
Si usted precisa de comprar una vivienda, atrévase, pero mire mucho, analice qué es lo que realmente necesita ahora, piense siempre en que algún día la tendrá que vender, e intente buscar una hipoteca no abusiva. Los bancos ahora tiene el grifo cerrado, pero no por mucho tiempo porque ellos también necesitan hacer negocios con el dinero. Se asegurarán antes de prestárselo, pero es usted quien paga y quien puede también tener voz y voto. Si no le convences los grandes bancos acuda a los pequeños, visite varios y compare. Y cuando analice el precio de la vivienda no lo haga desde la óptica del mes a mes sino desde el total. Un piso a 30 km supone un gasto en transportes muy alto para todos los miembros de su unidad familiar. Gastos de muchos tipos, incluido el tiempo.
Sin duda centenares de empresas han hecho sus “agostos” al aire de las hipotecas baratas y de la necesidad de la sociedad que caía en la trampa necesaria de tener que comprar piso.
Pero también es cierto que ese desenfreno es culpa de muchos actores, algunos de los cuales ahora se callan.
Habría que avisar que la crisis actual, sirve de momento, para que algunas empresas cierren, después de muchos años de tremendos beneficios, y que en su cierre dejen sin pagar desde sueldos de trabajadores a facturas de proveedores. Los paganos otra vez los pequeños.
Pero además creamos el clásico efecto dominó de que este problema nos afecte a todos, ya que parte de los ingresos por impuestos en Ayuntamientos y Comunidades tienen su fundamento en el ladrillo. Pero también está afectando y mucho a gremios de autónomos, que están viendo bajar su contratas para arreglar pisos de segunda mano. No solo son pues las clásicas franquicias que vemos todos como cierran, en un ejercicio lógico, pues era imposible un negocio de saturación.
¿Están caros los pisos?, pues depende. Aquí es donde no se ha sabido informar y a partir de este punto se ha creado la crisis, en realidad de miedo más que de otra cosa, que ha degenerado en un apagón temporal en la compra.
Los pisos nuevos están sobrevalorados en algunas zonas, porque se les adjudica un valor del terreno que no corresponde con la realidad. Habíamos llegado al punto en el que costaba casi por igual un adosado en la zona recién recalificada de un pueblo que en un barrio consolidado y cercano al centro de la ciudad. Esto si que es ilógico. El precio del terreno es tremendamente distinto porque entre otros factores, las posibilidades de reventa son también tremendamente distintas y los servicios de la zona incomparables.
Todas las familias que compraban una vivienda nueva, pretendían pagarla con la venta de su vivienda usada y un poquito más. Este es un error de apreciación tremendo, en el que caían incluso los bancos a la hora de hacer las hipotecas, y de aquí el miedo de todos los actores que se han encogido cuan antenas de caracol.
No hemos tenido en cuenta que el precio del piso se basa en muy diversos factores, desde la conservación al lugar del mismo, desde el interior al exterior del edificio, desde los años del mismo a los costos de comunidad. Se hacían pagar cantidades astronómicas por pisos viejos a los que se lavaba la cara en plan moderno, sin sanear tuberías o instalación eléctrica. Hemos vivido los años del plástico, del aire acondicionado en todas las habitaciones y el suelo de tarima de alta calidad, tapando lo realmente importante.
Una pareja joven, una persona single o un matrimonio mayor no necesita más de 40/50 metros cuadrados de un buen piso, adaptado a sus necesidades. El daño que se hizo criticando los famosos “minipisos de la ministra” es tremendo y no se supo defender. Una inversión medida en un piso justo a las posibilidades, es la mejor inversión para la libertad económica. Pero nos han engañado y hemos comprado pisos de 100 metros para parejas recién casadas. Ahora porque tienen que pagar la hipoteca, no pueden tener hijos.
Hay crisis porque hay miedo. Pero la necesidad de pisos es la misma, y por consiguiente el efecto rebote se dará en un tiempo breve, eso si, habiendo aprendido todos, unos a que hay que ser modestos y otros a que ya no se pueden hacer negocios fáciles con la vivienda.
Si usted precisa de comprar una vivienda, atrévase, pero mire mucho, analice qué es lo que realmente necesita ahora, piense siempre en que algún día la tendrá que vender, e intente buscar una hipoteca no abusiva. Los bancos ahora tiene el grifo cerrado, pero no por mucho tiempo porque ellos también necesitan hacer negocios con el dinero. Se asegurarán antes de prestárselo, pero es usted quien paga y quien puede también tener voz y voto. Si no le convences los grandes bancos acuda a los pequeños, visite varios y compare. Y cuando analice el precio de la vivienda no lo haga desde la óptica del mes a mes sino desde el total. Un piso a 30 km supone un gasto en transportes muy alto para todos los miembros de su unidad familiar. Gastos de muchos tipos, incluido el tiempo.