Yo diría que no, con rotundidad.
Parecen casi todos los agentes que conforman el tejido social, muy conformes con el sistema actual de Formación Profesional. Yo no.
Desaparecido el aprendizaje como algo obsoleto, y efectivamente así lo era, se cambió hacia un modelo educativo, realmente mucho mejor, pero con lagunas que se están convirtiendo en enormes lagos, según van pasando las décadas.
El primer problema grave es que los profesores son en casi todos los casos personas con un gran currículo educativo pero nulo recorrido laboral en empresas, escasa formación técnica de nivel medio a medio alto, incapaces de poder trasmitir la realidad del funcionamiento de una empresa, de un taller. Sobre todo en oficios técnicos, de mono.
Incluso los profesores que dan Orientación Laboral como materia lectiva son personas que nunca han trabajado en una empresa que no sea el Estado.
No existe además diferencia clara para los jóvenes entre los Ciclos Medios y los Superiores, cuando en realidad la disposición con que llegan los alumnos a cada Ciclo es bien distinta.
Un alumno que llega a los Ciclos Medios, es una persona que ha decidido no seguir en el modelo educativo reglado del que proviene. Si se le mete en un sistema en donde la mayoría de su tiempo lo tiene que dedicar a estudiar, a realizar exámenes, a preparar trabajos educativos, se desmoraliza y abandona.
Este alumno, con un índice de fracaso escolar muy alto, desea trabajar, desea vivir la empresa y saber defenderse en ese nuevo camino que desea. Y en cambio se le lleva a un instituto, rodeado de alumnos y profesores, sin cambio alguno con respecto al colegio de donde proviene. Con un número muy escaso de horas de prácticas que se acumulan al final del periodo escolar, en muchos casos dos años de espera.
No estoy diciendo que no debe aprender teoría, al contrario, sino que deben hacerlo desde herramientas distintas, con personas algo diferentes a la totalidad actual, por caminos más profesionales y menos lectivos. Hay muchas maneras de llegar a un alumno, de conseguir de él un buen profesional. Incluso de que desee seguir aprendiendo desde escalones más altos. Pero para ello debemos procurarle una formación distinta.
Por otra parte, las empresas saben que las personas que le llegan desde la FP, son alumnos con conocimientos teóricos no siempre actualizados, y que en realidad llegan sin ninguna formación real. Incluso con una edad elevada para poder adaptarse a según qué tipo de aprendizaje.
A esto añado que no existe una Formación Continua que sirva para actualizar a los profesionales que ya están en el mercado de trabajo. Ni para jóvenes pero mucho menos para adultos de edad superior a los 40 años.
Los empresarios admiten este sistema como bueno, porque realmente en muchos casos ven con buenos ojos que las personas de su empresa estén “justamente” formadas. Tener más formación supone que sean más exigentes en sueldo y en condiciones. Como además las empresas no está dispuestas a formar a sus trabajadores para que no se le vayan a otras empresas mejores o se auto empleen, el círculo se cierra con unos resultados productivos muy bajos que paga el país.
¿Y qué papel juegan los sindicatos en todo este juego?
Se conforman con ser los actores que pueden realizar cursillitos de formación de nivel bajo, para parados y personas que desean cambiar de situación, pero que ni tienen calidad ni sirven para nada. Estos cursos, casi siempre hasta ahora con Fondos Europeos, no soportarían ningún análisis independiente.
Parecen casi todos los agentes que conforman el tejido social, muy conformes con el sistema actual de Formación Profesional. Yo no.
Desaparecido el aprendizaje como algo obsoleto, y efectivamente así lo era, se cambió hacia un modelo educativo, realmente mucho mejor, pero con lagunas que se están convirtiendo en enormes lagos, según van pasando las décadas.
El primer problema grave es que los profesores son en casi todos los casos personas con un gran currículo educativo pero nulo recorrido laboral en empresas, escasa formación técnica de nivel medio a medio alto, incapaces de poder trasmitir la realidad del funcionamiento de una empresa, de un taller. Sobre todo en oficios técnicos, de mono.
Incluso los profesores que dan Orientación Laboral como materia lectiva son personas que nunca han trabajado en una empresa que no sea el Estado.
No existe además diferencia clara para los jóvenes entre los Ciclos Medios y los Superiores, cuando en realidad la disposición con que llegan los alumnos a cada Ciclo es bien distinta.
Un alumno que llega a los Ciclos Medios, es una persona que ha decidido no seguir en el modelo educativo reglado del que proviene. Si se le mete en un sistema en donde la mayoría de su tiempo lo tiene que dedicar a estudiar, a realizar exámenes, a preparar trabajos educativos, se desmoraliza y abandona.
Este alumno, con un índice de fracaso escolar muy alto, desea trabajar, desea vivir la empresa y saber defenderse en ese nuevo camino que desea. Y en cambio se le lleva a un instituto, rodeado de alumnos y profesores, sin cambio alguno con respecto al colegio de donde proviene. Con un número muy escaso de horas de prácticas que se acumulan al final del periodo escolar, en muchos casos dos años de espera.
No estoy diciendo que no debe aprender teoría, al contrario, sino que deben hacerlo desde herramientas distintas, con personas algo diferentes a la totalidad actual, por caminos más profesionales y menos lectivos. Hay muchas maneras de llegar a un alumno, de conseguir de él un buen profesional. Incluso de que desee seguir aprendiendo desde escalones más altos. Pero para ello debemos procurarle una formación distinta.
Por otra parte, las empresas saben que las personas que le llegan desde la FP, son alumnos con conocimientos teóricos no siempre actualizados, y que en realidad llegan sin ninguna formación real. Incluso con una edad elevada para poder adaptarse a según qué tipo de aprendizaje.
A esto añado que no existe una Formación Continua que sirva para actualizar a los profesionales que ya están en el mercado de trabajo. Ni para jóvenes pero mucho menos para adultos de edad superior a los 40 años.
Los empresarios admiten este sistema como bueno, porque realmente en muchos casos ven con buenos ojos que las personas de su empresa estén “justamente” formadas. Tener más formación supone que sean más exigentes en sueldo y en condiciones. Como además las empresas no está dispuestas a formar a sus trabajadores para que no se le vayan a otras empresas mejores o se auto empleen, el círculo se cierra con unos resultados productivos muy bajos que paga el país.
¿Y qué papel juegan los sindicatos en todo este juego?
Se conforman con ser los actores que pueden realizar cursillitos de formación de nivel bajo, para parados y personas que desean cambiar de situación, pero que ni tienen calidad ni sirven para nada. Estos cursos, casi siempre hasta ahora con Fondos Europeos, no soportarían ningún análisis independiente.