Una vez transcurridas las Elecciones Generales, CHA ha recogido unos frutos complejos de analizar, pero de alguna manera previsibles.
El partido está en plena trasformación, con unas juventudes admitidas que se han reído del partido, con unas tendencias nacionalistas con más voz que razón, con más ímpetu verbal que fondo y forma. Aragón de momento, no quiere ni tan siquiera oír hablar de nacionalismos, porque casi todas las fuerzas políticas y los medios de comunicación han conseguido dirigir la opinión pública hacia un cierto conformismo, precisamente en momentos en los que más hemos perdido calidad en el trabajo, en la micro economía de las clases medias y bajas, incluso en la libertad económica vital.
Han conseguido desactivar la crítica ante la inseguridad laboral, ante el endeudamiento personal, ante los problemas ecológicos, ante la mala educación , mezclando problemas al gusto de las maquinarias tremendas de otras organizaciones sociales en forma de red.
Nunca se darán cuenta los nacionalismos violentos, incluidos los verbales, del gran favor que han hecho en este país a la derecha y el gran golpe que han dado a la izquierda crítica.
CHA es un partido pequeño, pero lleno de bastantes personas muy trabajadoras por sus ideas, pero también por las ideas de sus líderes y de sus tierras. Ninguna organización es capaz de sobrevivir si no se obedece a los que mandan, a los que tienen la responsabilidad de liderar. Se puede estar de acuerdo o no con ellos, pero la democracia interna se debe dejar para los momentos de elección y decisión, y mientras tanto hay que trabajar desde la crítica si se quiere, pero también desde el camino que va a la meta que se marca el partido.
Pertenecer a una organización social no es obligatorio, pero en cambio si que debe ser si se pertenece a una de manera libre, que se esté también en los momentos de vacas flacas, y se esté también y siempre, trabajando para y con las ideas de los que marcan los caminos. No puede existir fuerza en ninguna organización, si cada uno se cree en posesión de una verdad personal, porque aunque así sea, deben ser los retos globales los que deben marcar los caminos.
CHA es una organización plural, que asume la crítica y la discrepancia como pocas, pero siempre de puertas adentro y con la obediencia al trabajo, si lo que se desea es trasformar la sociedad en la que estamos.
Nos pueden importar muy pocos los votos conseguidos (a mi me importan mucho), pero si queremos trasformar y mejorar con nuestras ideas la sociedad, debemos ser inteligentes sociales. Ya se que estas dos últimas palabras no se entienden desde posiciones críticas, y siento mucho no ser capaz de conseguir explicarlas mejor. Pero todo tipo de objetivo, y esta tarea es sobre todo un trabajo fuerte, debe estar encaminada a conseguir unas metas claramente indicadas por los líderes, que en nuestro caso son mejorar Aragón. No todo debe servir para conseguir la meta, pero si muchas más herramientas modernas, que las que nosotros mismos nos dotamos por miedo a perder las clásicas formas.
El partido está en plena trasformación, con unas juventudes admitidas que se han reído del partido, con unas tendencias nacionalistas con más voz que razón, con más ímpetu verbal que fondo y forma. Aragón de momento, no quiere ni tan siquiera oír hablar de nacionalismos, porque casi todas las fuerzas políticas y los medios de comunicación han conseguido dirigir la opinión pública hacia un cierto conformismo, precisamente en momentos en los que más hemos perdido calidad en el trabajo, en la micro economía de las clases medias y bajas, incluso en la libertad económica vital.
Han conseguido desactivar la crítica ante la inseguridad laboral, ante el endeudamiento personal, ante los problemas ecológicos, ante la mala educación , mezclando problemas al gusto de las maquinarias tremendas de otras organizaciones sociales en forma de red.
Nunca se darán cuenta los nacionalismos violentos, incluidos los verbales, del gran favor que han hecho en este país a la derecha y el gran golpe que han dado a la izquierda crítica.
CHA es un partido pequeño, pero lleno de bastantes personas muy trabajadoras por sus ideas, pero también por las ideas de sus líderes y de sus tierras. Ninguna organización es capaz de sobrevivir si no se obedece a los que mandan, a los que tienen la responsabilidad de liderar. Se puede estar de acuerdo o no con ellos, pero la democracia interna se debe dejar para los momentos de elección y decisión, y mientras tanto hay que trabajar desde la crítica si se quiere, pero también desde el camino que va a la meta que se marca el partido.
Pertenecer a una organización social no es obligatorio, pero en cambio si que debe ser si se pertenece a una de manera libre, que se esté también en los momentos de vacas flacas, y se esté también y siempre, trabajando para y con las ideas de los que marcan los caminos. No puede existir fuerza en ninguna organización, si cada uno se cree en posesión de una verdad personal, porque aunque así sea, deben ser los retos globales los que deben marcar los caminos.
CHA es una organización plural, que asume la crítica y la discrepancia como pocas, pero siempre de puertas adentro y con la obediencia al trabajo, si lo que se desea es trasformar la sociedad en la que estamos.
Nos pueden importar muy pocos los votos conseguidos (a mi me importan mucho), pero si queremos trasformar y mejorar con nuestras ideas la sociedad, debemos ser inteligentes sociales. Ya se que estas dos últimas palabras no se entienden desde posiciones críticas, y siento mucho no ser capaz de conseguir explicarlas mejor. Pero todo tipo de objetivo, y esta tarea es sobre todo un trabajo fuerte, debe estar encaminada a conseguir unas metas claramente indicadas por los líderes, que en nuestro caso son mejorar Aragón. No todo debe servir para conseguir la meta, pero si muchas más herramientas modernas, que las que nosotros mismos nos dotamos por miedo a perder las clásicas formas.