Una de las características mas humanas es la de crear.
La más innata es el pensar, por el cual adquirimos consciencia y creamos ideas, de hecho, toda la creación podría resumirse en “ideas”.
Lo que diferencia unas de otras, el paso del tiempo, de entendimiento etc, es el método que empleamos para dotar de forma a esas “ideas”, para que otras personas puedan adquirirlas de una forma u otra.
Los gestos, los sonidos, el habla, las palabras y el sistema numérico fueron a grandes rasgos los primeros sintetizadores de ideas.
Un gran paso en nuestra concepción de las mismas fue la integración de palabras no solo de forma vocal, sino escritas. Fue el primer paso para crear algo que podríamos denominar material.
Como en casi todo, la economía juega un papel importante, o en este caso las matemáticas, ya que los primeros usos que se dieron a esto fue la de constatar de una forma fija diferentes aspectos de la vida económica. Número de ganado, espacio de trabajo…
Ahora mismo, para todos nosotros escribir y leer es algo tan simple que casi no nos damos cuenta de que lo hacemos, y constantemente. Pero al margen de todo eso, quiero hablar de la magia de escribir.
En un mundo donde las grandes superproducciones copan las idealizaciones diarias de nuestra concepción mundana, nos olvidamos de lo gratuito y siempre inmortal de la simple palabra escrita. Bueno, afanado lector, usted no es de esos ya que está leyendo, pero sabe a lo que me refiero.
Y es que a veces delimitamos nuestra imaginación de una forma mucho mas estricta de la que en verdad puede actuar. Todos nosotros no solo al escribir, sino también al leer, imaginamos de una forma totalmente simple y compleja a la vez, tanto los detalles interpuestos como los propios creados, y expandimos nuestra realización de una forma que pocas veces usamos.
Puedo dar un ejemplo.
“El camión estalló, y el pobre Rodolfo salió despedido”
Ven, la gracia de todo esto es que no he necesitado ni un espacio vacío, ni un camión, ni cámaras, ni actores, ni dobles que hagan de Rodolfo saliendo por el parabrisas, para que pueda crear esa imagen en sus cabezas, lejanas de mi tanto en espacio como en un ligero tiempo, pero a la vez acercadas por la idea escrita.
Podría haberme explayado sobre las pequeñas e inexistentes ideas de nuestro amigo Rodolfo, y crearle una personalidad, darle vida.
Podría haber creado una calle donde descansara el camión. Unos peatones con sus vidas ajenas a las nuestras que pasearan.
Podría haber detallado la explosión, el fuego en volutas gigantes, el humo negro ascendiendo al cielo, las futuras sirenas de unos apresurados bomberos.
Y de igual modo, ustedes podrían crearlas en visión mental, pueden crear lo anexo de mi información, o pueden omitirlo, de igual modo que, si quieren, pueden leer solo esas nueve palabras inertes, que en realidad no existen ni en papel.
La magia de lo escrito nos permite crear, y todos podemos hacerlo.
PD: Perdonen que para mi ejemplo haya utilizado un camión estallando y no unas diserciones filosóficas sobre el extinto dodo (dronte), pero ya que intentaba crear algo y en poco espacio, tenia que ser algo llamativo (que no digo que el dodo no lo sea, bendito el).
Saludos
La más innata es el pensar, por el cual adquirimos consciencia y creamos ideas, de hecho, toda la creación podría resumirse en “ideas”.
Lo que diferencia unas de otras, el paso del tiempo, de entendimiento etc, es el método que empleamos para dotar de forma a esas “ideas”, para que otras personas puedan adquirirlas de una forma u otra.
Los gestos, los sonidos, el habla, las palabras y el sistema numérico fueron a grandes rasgos los primeros sintetizadores de ideas.
Un gran paso en nuestra concepción de las mismas fue la integración de palabras no solo de forma vocal, sino escritas. Fue el primer paso para crear algo que podríamos denominar material.
Como en casi todo, la economía juega un papel importante, o en este caso las matemáticas, ya que los primeros usos que se dieron a esto fue la de constatar de una forma fija diferentes aspectos de la vida económica. Número de ganado, espacio de trabajo…
Ahora mismo, para todos nosotros escribir y leer es algo tan simple que casi no nos damos cuenta de que lo hacemos, y constantemente. Pero al margen de todo eso, quiero hablar de la magia de escribir.
En un mundo donde las grandes superproducciones copan las idealizaciones diarias de nuestra concepción mundana, nos olvidamos de lo gratuito y siempre inmortal de la simple palabra escrita. Bueno, afanado lector, usted no es de esos ya que está leyendo, pero sabe a lo que me refiero.
Y es que a veces delimitamos nuestra imaginación de una forma mucho mas estricta de la que en verdad puede actuar. Todos nosotros no solo al escribir, sino también al leer, imaginamos de una forma totalmente simple y compleja a la vez, tanto los detalles interpuestos como los propios creados, y expandimos nuestra realización de una forma que pocas veces usamos.
Puedo dar un ejemplo.
“El camión estalló, y el pobre Rodolfo salió despedido”
Ven, la gracia de todo esto es que no he necesitado ni un espacio vacío, ni un camión, ni cámaras, ni actores, ni dobles que hagan de Rodolfo saliendo por el parabrisas, para que pueda crear esa imagen en sus cabezas, lejanas de mi tanto en espacio como en un ligero tiempo, pero a la vez acercadas por la idea escrita.
Podría haberme explayado sobre las pequeñas e inexistentes ideas de nuestro amigo Rodolfo, y crearle una personalidad, darle vida.
Podría haber creado una calle donde descansara el camión. Unos peatones con sus vidas ajenas a las nuestras que pasearan.
Podría haber detallado la explosión, el fuego en volutas gigantes, el humo negro ascendiendo al cielo, las futuras sirenas de unos apresurados bomberos.
Y de igual modo, ustedes podrían crearlas en visión mental, pueden crear lo anexo de mi información, o pueden omitirlo, de igual modo que, si quieren, pueden leer solo esas nueve palabras inertes, que en realidad no existen ni en papel.
La magia de lo escrito nos permite crear, y todos podemos hacerlo.
PD: Perdonen que para mi ejemplo haya utilizado un camión estallando y no unas diserciones filosóficas sobre el extinto dodo (dronte), pero ya que intentaba crear algo y en poco espacio, tenia que ser algo llamativo (que no digo que el dodo no lo sea, bendito el).
Saludos